TERUEL

La finalización de la autovía aumenta en 500 camiones y 1.200 turismos el tráfico diario

El último tramo, el Calamocha-Romanos, ha captado un 20% más de circulación pesada y un 28% más de ligera.

La entrada en servicio el pasado 21 de febrero del último tramo de la autovía Mudéjar o A-23, el Calamocha-Romanos, que supuso completar un eje de gran capacidad de unos 300 kilómetros de largo que recorre Aragón de norte a sur uniendo la Comunidad Autónoma con los puertos marítimos de Sagunto y Valencia, ha disparado las cifras de tráfico de este corredor.


Desde entonces, y según los datos que arrojan las distintas estaciones de aforo situadas en la A-23 a su paso por la provincia de Teruel, la circulación diaria se ha incrementado, por término medio, en 500 camiones y cerca de 1.200 turismos, lo que significa un 20% más de tráfico pesado y un 28% más de vehículos ligeros respecto a la densidad que se registraba antes de que la A-23 se hubiera completado.


Por ejemplo, la estación de aforo situada en el kilómetro 62, prácticamente en el límite entre las provincias de Castellón y Teruel -cerca del enlace de San Agustín-, registró el pasado mes de febrero 3.309 trailers, 497 más que en el mismo mes del año 2007, cuando el tramo Calamocha-Romanos estaba todavía en obras. Similares cifras se midieron en el kilómetro 136, entre las localidades de Cella y Villarquemado, con 3.307 camiones el pasado febrero frente a los 2.875 del mismo mes de 2007.


Teruel-Zaragoza


En el caso de los vehículos ligeros, el aumento es también espectacular, pero se aprecia en el tramo de la autovía de Teruel a Zaragoza y no entre Teruel y Valencia, donde el tráfico, al no tener ninguna ruta alternativa, ha permanecido invariable en los últimos años y sujeto solamente a cuestiones climáticas, festivas o vacacionales.


Así, en la estación Cella-Villarquemado, el pasado mes de febrero, con la autovía terminada, se registraron 5.402 turismos mientras que en el mismo mes del año anterior, con un tramo pendiente, hubo solo 4.221 coches. Según diversas fuentes consultadas, la apertura del tramo Calamocha-Romanos ha supuesto un gran alivio para los conductores que hacen la ruta Teruel-Zaragoza puesto que permite un ahorro de tiempo de al menos 20 minutos al acortar longitud -no se pasa por Daroca (Zaragoza)- y eliminar las muchas curvas que había.


Por tanto, se estima que la autovía, una vez finalizada, ha captado un tráfico ligero que en los últimos años había optado por hacer el recorrido entre Teruel y Zaragoza por otras rutas, huyendo de las dificultades que ofrecía el corredor cuando estaba surcado por la carretera Nacional 234 (Sagunto-Burgos) y de la saturación de tráfico que registraba esta vía. De hecho, muchos conductores preferían ir de una capital aragonesa a otra atravesando la Cuenca Minera Central, cuyas carreteras, aunque en peores condiciones, están mucho menos colapsadas.


Teruel-Sagunto


Curiosamente, la estación de aforo situada en el enlace de San Agustín, en el límite entre las provincias de Castellón y Teruel, una zona por la que se ve obligada a pasar toda la circulación que discurre entre Teruel y Sagunto, detectó el pasado mes de febrero, con toda la autovía en servicio, un tráfico ligero inferior al de febrero de 2007, concretamente 6.804 turismos frente a los 7.554 de 2007.


El descenso anterior se debe solamente, según los entendidos, a las muchas variables que influyen en la circulación ligera y que no afectan, sin embargo, al tráfico pesado, sujeto a actividades profesionales. Por ejemplo, existen aspectos que tienen que ver con el turismo, como el buen tiempo, la situación de las estaciones de esquí o la existencia de puentes festivos, que se traducen en un mayor o menor número de vehículos, sin que adquiera la misma importancia la situación de la carretera.