Esta nueva etapa, con un cambio de estatutos, que databan de 1985, y del consejo científico, ¿en qué se va a notar?

Queremos impulsar una política de encuentro con la realidad, y, aunque no es algo nuevo, pretendemos que las áreas más experimentales estén muy vinculadas con los problemas que hoy día tiene la sociedad, sobre todo la turolense.

¿Qué temas concretos?

Por ejemplo, queremos impulsar trabajos sobre el siglo XX, analizar la realidad sociológica y cultural de Teruel, algo que ya se está haciendo, pero ahora con mayor impulso.

¿Cree que el investigador está ahora más ligado a la realidad?

Es más interdisciplinar. Es que si no es así, no hay una buena investigación, porque no la puede haber sin su historia previa. Cualquier investigador que trabaje aquí en ámbitos experimentales tiene que contar con la geografía, con la sociología o con la forma de vida del territorio.

¿Se ha previsto alguna novedad en el capítulo de las publicaciones?

Hemos iniciado una política de abrir colecciones y series monográficas que pueden interesar al ciudadano, como puede ser la colección de historias locales, la primera de las cuales, dedicada a Teruel, va a salir próximamente. Zaragoza y Huesca tenían su historia local y la capital turolense todavía no.

¿Desde el centro se han planteado la manera de acercar a los ciudadanos los estudios que se promueven?

Hay un asunto que yo llevo entre manos hace tiempo y que espero se materialice pronto. Es necesario adaptar muchas de las investigaciones sobre temas turolenses a los escolares, ya que en estos momentos los colegios e institutos, sus profesores y estudiantes, tienen dificultades para acceder a la información de la provincia.

¿Qué le parece el dinamismo investigador que se avecina con la creación de los futuros centros de astrofísica y agroenergéticos en la capital?

Me parece muy interesante porque entre todos ellos podemos establecer aquí un círculo con unas sinergias intercomunicadas y dispuesto a colaborar entre sí.

El Instituto depende de la Diputación Provincial, ¿tiene suficiente libertad de acción para decidir cuáles temas son prioritarios?

Totalmente, y espero seguir teniéndola porque de lo contrario no estaría aquí.

¿Y no teme que cada vez que hay un cambio de gobierno en esta institución se modifiquen las líneas de actuación?

No, yo tengo que decir que tenemos gran independencia.

Entre los investigadores, ¿hay muchas zancadillas?

No. Puede darse el caso de que alguno se haya podido sentir molesto, ahora que hemos renovado el consejo científico, pero es ley de vida: uno no está eternamente en las instituciones y, además, es conveniente la renovación. Algunos llevaban veinte años o más en el consejo científico. Ahora hay jóvenes investigadores en la Universidad y preferimos, a lo mejor, tener alguno cerca de aquí que no otro que está fuera y ve de lejos nuestra realidad.

¿El Instituto de Estudios Turolense tiene alguna relación con el Instituto Cervantes?

Mandamos publicaciones a todos los institutos Cervantes, por lo que libros publicados por nosotros están en medio mundo, sobre todo los más relevantes, de la colección Luis Buñuel o la revista Teruel. Tenemos bastantes pedidos también de instituciones del norte de África vinculados con los musulmanes.

¿Cree que el nivel de nuestros estudiantes es tan malo como dice el informe Pisa?

Yo no creo que nuestros estudiantes estén tan mal preparados como dice el informe. La educación es un fenómeno muy complejo, por lo que si se analiza con criterios simplistas o reduccionistas lleva a conclusiones erróneas. Con esto no quiero decir que el informe sea simplista, sino que a lo mejor lo son las distintas interpretaciones interesadas que se hayan podido hacer al respecto.