"Ha sido el rescate más complicado de nuestra carrera"

Dos de los cuatro bomberos que socorrieron a dos jóvenes encaramados a un árbol en el cauce del Bergantes relatan lo ocurrido para alertar del peligro de las crecidas

Francisco López -izda.- y Ángel Navarro, en el Parque de Alcañiz, poniendo a secar la ropa que usaron en el rescate de Aguaviva.
Francisco López -izda.- y Ángel Navarro, en el Parque de Alcañiz, poniendo a secar la ropa que usaron en el rescate de Aguaviva.
Laura Castel

Llevan muchos años de bomberos a sus espaldas, más de veinte, pero sin duda el del sábado fue el rescate más complicado que recuerdan como profesionales del Parque de Alcañiz. Dos jóvenes de Andorra estuvieron cuatro horas sujetos a la rama de un árbol después de volcar el pequeño kayak con el que descendían por el Bergantes a su paso por Aguaviva. El río contaba con un caudal muy superior al habitual debido al temporal de lluvias de los últimos días.

El rescate tenía muchos factores en contra. Los jóvenes estaban a casi 20 metros de la orilla, había anochecido y el río bajaba intenso y violento. Sin embargo, todo fue superado y la historia terminó con un final feliz. Un día después, dos de los cuatro bomberos de Alcañiz que se movilizaron para el salvamento, Francisco López y Ángel Navarro, –los otros dos son Fernando Alegre y José Manuel Larrey– relatan lo sucedido para que la ciudadanía conozca la labor del Cuerpo de Bomberos de la Diputación de Teruel y, sobre todo, para concienciar a la sociedad del extremo cuidado que hay que tener ante las avenidas de los ríos.

El rescate consistió en colocar una cuerda tensa entre la orilla y el punto donde se encontraban los jóvenes –estos se encargaron de amarrarla al árbol al que se habían encaramado–. Con la ayuda de un bombero que se desplazó hasta allí fueron sujetados a esa cuerda mediante arneses y mosquetones para deslizarse por ella uno a uno. Se impulsaban con sus manos mientras los otros tres bomberos, dentro del río, con el agua hasta el cuello, tiraban de otra soga de seguridad a la que también habían sido asidos los dos andorranos.

Ambos fueron puestos a salvo con tan solo una hipotermia leve y rasguños sufridos por el arrastre del río tras caerse del kayak. Trasladados a Urgencias del hospital de Alcañiz, no fue necesario su ingreso. Ayer, no quisieron hacer declaraciones.

El salvamento dejaba atrás cuatro tensas horas en las que los bomberos tuvieron que tomar decisiones complicadas. Cuando llegaron al lugar, sobre las siete de la tarde, evaluaron la posibilidad de acceder hasta ellos por la zona alta del río atados con una cuerda, pero la gran avenida del cauce y el material que arrastraba el agua hacían imposible esta solución.

Diez agentes de la Guardia Civil de la Compañía de Alcañiz se habían desplazado al Bergantes y habían sido movilizados el Equipo de Rescate e Intervención de Montaña (EREIM) de Mora de Rubielos y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Huesca, si bien estos, debido a la distancia, tardarían en llegar un mínimo de dos horas. Fue solicitada, además, la ayuda de los bomberos de Caspe (Zaragoza), dotados con un equipo de rescate en superficie con kayaks.

Apremiaba el tiempo. Aunque contaban con la "tranquilidad" de que los andorranos no estaban en contacto con el agua, solo contaban con la luz de un foco para llevar a cabo la operación y latía el riesgo de que algún tronco de gran tamaño bajase por el río. "Les lanzamos una cuerda con nudos hechos por nosotros, unas vagas y unos mosquetones; estaban afectados y con frío, pero amarraron bien la soga al árbol", explica Francisco López.

Un gran abrazo

Se decidió que fuera Larrey el que llegara hasta los jóvenes, quienes lo recibieron con un gran abrazo. "Tras comprobar que la cuerda estaba sujeta, los unió a ella con arneses y mosquetones y los dos fueron avanzando hasta la orilla mientras los demás tirábamos de la otra soga", precisa Navarro. Guardias civiles y voluntarios de Protección Civil ayudaron para salvar el desnivel de cinco metros entre el agua y tierra firme. "Tuvieron mucha suerte de ser vistos por personas que alertaron al 112. De tener que pasar la noche allí, podrían haberse desesperado y lanzarse al agua", comenta López.

Ambos bomberos coinciden en que la acción de los dos andorranos fue "una temeridad". Antes de meterse en un río, "hay que evaluar los riesgos", dice Navarro. A la osadía de bajar en kayak por un río con fuerte caudal se une que no iban equipados para ello, pues solo llevaban un chaleco, pero no casco ni ropa de neopreno.

Los bomberos destacan el "paso de gigante" que el Parque de Alcañiz ha dado en los dos últimos años en equipamiento, plantilla y formación. Ahora trabajan 4 bomberos en cada turno de guardia y no tres como antes.

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