Las charangas amenizan una merienda en la que los toros acaparan todo el protagonismo

Los cuatro astados que este lunes correrán ensogados por las calles del centro se exhibieron ayer ante la mirada de miles de personas.

El primer toro de la tarde apareció con fuerza en la arena del coso, mientras diez agrupaciones musicales tocaban sin descanso.
El primer toro de la tarde apareció con fuerza en la arena del coso, mientras diez agrupaciones musicales tocaban sin descanso.
Javier Escriche

La tradicional merienda del fin de semana vaquillero se celebró este domingo en la plaza de toros de la capital con gran animación. Los peñistas vivieron una tarde en la que sus disfraces y charangas retaban en protagonismo a los astados que salieron al ruedo. A las seis y cuarto, con el aforo del coso taurino completo, las agrupaciones musicales, los socios de las peñas y turistas mantuvieron un minuto de silencio por los dos jóvenes fallecidos durante la Vaquilla.

Cuando hubo concluido el fuerte y respetuoso aplauso en recuerdo de las víctimas, se exhibieron los cuatro toros que durante esta madrugada y esta tarde recorrerán las calles del Centro Histórico con una soga. El primer bovino en saltar a la plaza era un gran zaíno meano –con pelaje totalmente negro menos la parte inferior–. Cada animal permaneció unos tres minutos en la plaza para que los aficionados que pensaban correr delante de ellos durante la madrugada supieran qué se iban a encontrar.

El segundo toro de la ganadería de Teodoro Adell de Castellote (Teruel) fue recibido a portagayola por el veterano torero turolense, José Luis Traver. La gente de las gradas se levantó y observó cómo el taurino apodado Wuanero permaneció solo, de rodillas, ante la puerta de toriles. El animal pasó con fuerza por el capote del diestro tendido a ras de suelo entre vítores de los presentes, con la mala suerte de colisionar contra uno de los tablones del burladero. Este accidente ocasionó la fractura de uno de los cuernos del animal. El contratiempo no supondrá un problema para los ensogados de hoy, porque además de los cuatro bovinos que se presentaron, siempre guardan en toriles a dos por si alguno se lesiona.

El último toro, el cuarto de la tarde, fue un jabonero –de pelaje claro– que gustó mucho al público. Diego Torán, miembro de los Amigos de la Soga y Baga, encargados de ensogar a los astados y manejarlos con la cuerda por las calles, explicó que los integrantes de la Asociación Cultural junto al Ayuntamiento de la ciudad viajan hasta las ganaderías para elegir a los toros durante los meses de invierno. Cuando llega la primavera, en mayo, vuelven a hacer una visita a los que serán los protagonistas del lunes de La Vaquilla.

Una vez que los cuatro cornúpetas abandonaron el coso, una pasarela de disfraces invadió la arena. Desde guardia civiles acompañados con dispositivos radares hasta bebés gigantes llenaron el centro de la plaza. Los grupos de amigos allí reunidos competieron entre ellos por el disfraz más original o el mejor elaborado.

Media hora después, una sirena avisó a los asaltantes del ruedo de que debían abandonarlo rápidamente, porque las vaquillas enfundadas de la ganadería José Arriazu e hijos (Navarra) estaban a punto de salir. Los jóvenes valientes corrieron delante de los animales con pitones en sus astas para evitar la peligrosidad. Una de las vacas saltó al callejón, lo que alarmó a los que permanecían en el anillo y a toda la grada. Con suerte, no hubo ningún herido, solo algunas contusiones producidas por el repentino sobresalto.

Tradicional regañao

La calurosa tarde que terminó en tormenta invitaba a los peñistas a comer y beber. Neveras repletas de bebida servían de acompañamiento a la típica merienda de la Vaquilla del Ángel: el regañao. Esta torta con jamón y pimientos o con arenques se compartía entre los presentes que la disfrutaban al son de las charangas de las diez peñas autorizadas este año a acudir al acto.

Después de casi tres horas de merienda, la plaza de toros se vació de la misma manera que se había llenado: con música y gente disfrazada bailando.

Ningún incidente, menos el cambio brusco de temperatura y la lluvia que refrescaba el ambiente, se produjo en una tarde que hizo olvidar a los turolenses que hoy terminan la última edición fiestas de la Vaquilla del Ángel.

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