Cuatro 'giganticos' refuerzan la comparsa

Las nuevas figuras, recuperadas de los años 50, son portadas por niños de entre 8 a 12 años.

Los gigantes de la comparsa bailan en la plaza del Torico.
Los gigantes bailan en la plaza del Torico.
Jorge Escudero

La comparsa más numerosa de gigantes y cabezudos se ha echado a la calle en Teruel en una jornada festiva que ha tenido al público infantil como protagonista. A los ocho gigantes y otros tantos cabezudos se han incorporado por primera vez los cuatro ‘fichajes’ de la temporada: cuatro ‘giganticos’ –de una talla intermedia entre los gigantes y los cabezudos– portados por 8 niños de entre 8 y 12 años, una forma de hacer cantera para el equipo de porteadores.

La comitiva de cartón piedra ha recorrido las calles del Centro Histórico arropada por cientos de niños, algunos de ellos en carritos desplazados por padres y abuelos. La jornada calurosa ha hecho sudar la gota gorda a los encargados de mover a los gigantes. También han pasado calor los portadores de los cabezudos, que con sus látigos han perseguido a unos niños entre asustados y retadores.

Los protagonistas del festejo han sido los cuatro ‘giganticos’ –el Indio, la Reina, la Abuela y el Perillán– que el Ayuntamiento recuperó de un baúl guardado en un almacén municipal y cuyo origen preciso se desconoce. El concejal de Fiestas, Javier Domingo, ha explicado que solo se conservaban las cabezas, que podrían corresponder a gigantes de los años cincuenta del siglo pasado.

Empleados municipales localizaron las piezas en el verano de 2017 y se inició un proceso de restauración y reconstrucción que ha culminado este sábado con su salida por las calles de la ciudad portados por niños que se preparan para «tomar el relevo» de la comparsa. Acarrear los ‘giganticos’, de 2,20 metros de altura y 12 kilos de peso, es un buen ensayo para hacer bailar a los gigantes, de 3,5 metros y hasta 43 kilos.

Entre portadores de gigantes, ‘giganticos’ y cabezudos, acompañantes –para compensar la escasa visión de quienes mueven a los colosos– y agrupación musical, la comparsa movilizó a medio centenar de voluntarios. El grupo más numeroso fue el de los 26 miembros de la agrupación de música folclórica de la Escuela de Música de Teruel, coordinados por José Manuel Alba. Han interpretado pasodobles, polkas, jotas y música moderna con dulzainas, gaitas, tambores y bombos.

Aunque han reservado el «clásico» ‘Bésame mucho’ para amenizar el baile de los gigantes de los Amantes en la plaza del Torico, Alba ha defendido la incorporación de piezas más actuales al repertorio porque, «si no, los instrumentos, por muy folclóricos que sean, se mueren». Y, para demostrar su versatilidad, dulzainas, gaitas y tambores interpretaron canciones de los discotequeros Village People o de los punkis Kortatu.

Pero los chiquillos no han estado pendientes de las partituras y han preferido correr delante de los cabezudos. Carlos Larramendi, que se cubría con la cabezota del Dinosaurio, ha señalado que, aunque «al principio» los niños más pequeños tienen «miedo» de las figuras grotescas que les persiguen, «enseguida se sueltan y se lo pasan muy bien».


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