El Fite se puso en marcha en 1993 como una compensación del Estado a una provincia desfavorecida. Desde entonces, la inversión acumulada es de 360 millones de euros. Con ese dinero se han abordado proyectos estratégicos como Dinópolis, el aeropuerto de Teruel o las ampliaciones de las estaciones de esquí. Un cuarto de siglo después, se ha aprobado el de 2018 con el claro objetivo de luchar contra la despoblación. La innovación y la apuesta por la ciencia han sido los temas más citados por Soraya Sáenz de Santamaría y Javier Lambán al firmar el convenio en Galáctica, el futuro centro de divulgación de la astronomía emplazado en Arcos de las Salinas. Estos son ámbitos en los que hay que insistir con estas inversiones y las que lleguen en los próximos años.

Todo el territorio de Teruel cuenta con relevantes potencialidades que deben redundar en mejorar la calidad de vida y el bienestar económico a través de la fórmula I+D+i. En este empeño son imprescindibles buenos proyectos y mejor gestión. Ha habido irregularidades en el reparto de fondos, por la falta de transparencia y exceso de clientelismo, que no se pueden repetir. Por sus características específicas y por solidaridad interterritorial, Teruel necesita los fondos del Fite. Pero por estas mismas razones es fundamental que se gestionen con la mayor eficacia posible para que puedan dar el máximo beneficio a la provincia.