El permiso ambiental allana una ampliación de Cartesa de 5 millones para doblar la producción

La empresa prevé aumentar la plantilla de 106 a 140 trabajadores.

Operarios en una sala del matadero de Cartesa.
Operarios en una sala del matadero de Cartesa.
Jorge Escudero

El visto bueno del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) acaba de desbloquear la ampliación del matadero de Carnes de Teruel S. A. (Cartesa) en el polígono La Paz de la capital turolense. La autorización, que llega dos años después de que se presentara la solicitud, posibilitará una inversión de 5,5 millones de euros para duplicar la capacidad de sacrificio y procesamiento de carne de la industria así como una ampliación de la plantilla de los 106 trabajadores actuales a 140.

El Inaga, en una resolución del pasado 25 de abril, otorga la autorización a Cartesa para incrementar su potencial de sacrificio de porcino de 48 toneladas al día a 110, pasando de 60 cabezas por hora a 138 –lo que equivale a 300.000 canales al año–. El proyecto incluye también la homologación de las instalaciones de la capital para la exportación de la carne con las miras puestas en el mercado asiático, principalmente.

La ampliación consiste, según precisa el dictamen del Inaga, «en acondicionar las instalaciones existentes mediante la construcción de una nave de matadero y una nueva nave para el despiece y secadero de jamones, además de ampliar la depuradora de aguas residuales para atender los incrementos de vertido y carga contaminante derivados de la ampliación de la actividad». El matadero actual ocupa una parcela de 6.932 metros cuadrados con una sola nave. El proyecto en trámite demolerá uno de los cuerpos actuales y edificará otros dos aumentando la superficie ocupada a 8.758 metros cuadrados.

El gerente de Cartesa, Juan Saz, ha explicado que para empezar las obras solo queda pendiente conseguir la licencia municipal, aunque confió en que este permiso llegue en un par de meses. Una vez iniciada la ejecución, las obras se prolongarán durante 10 u 11 meses, repartidos en dos fases.

La primera parte de la obra consistirá en ampliar la zona de despiece y las cámaras frigoríficas, lo que durará 7 meses. Para terminar, se procederá a desarrollar la nueva zona de sacrificio, con 3 o 4 meses de trabajo.

Juan Saz ha aclarado que, aunque el trámite del Inaga bloqueaba la tramitación ante el Ayuntamiento, la empresa ya entregó el proyecto al Consistorio para que iniciara su análisis en paralelo al expediente ambiental. El gerente confía en que la licencia de obras municipal «no tarde en llegar» para empezar cuanto antes los trabajos y la explotación del nuevo matadero.

Saz reconoce que los dos años transcurridos desde la entrega del proyecto hasta recibir el visto bueno del Inaga han sido un plazo demasiado largo, lo que achaca a la "excesiva lentitud" del Instituto de Gestión Ambiental. Aclara, no obstante, que no se trata de una demora excepcional sino del plazo habitual de resolución.

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