Las pinturas ocultas de la ermita del Carmen

La capilla de Albarracín, enclavada en lo alto de un cerro, ha mostrado durante la restauración su espectacular decoración mural, escondida bajo capas de acrílico.

Los restauradores trabajan en la recuperación de las pinturas del siglo XVIII.
Los restauradores trabajan en la recuperación de las pinturas del siglo XVIII.
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La restauración integral que lleva a cabo la Fundación Santa María en la pequeña ermita del Carmen, en Albarracín, ha revelado su gran riqueza ornamental mural, desconocida hasta ahora, tras estar oculta por gruesas capas de pintura acrílica.

Un equipo de restauradores de la entidad cultural trabaja contra reloj para rescatar los frescos que cubren la totalidad de los muros y cúpula del templo. Su descubrimiento ha sido toda una sorpresa para los expertos, por la gran magnitud que alcanzan estas policromías, cuya autoría estaría fechada en el siglo XVIII.

Tienen prisa por concluir la restauración, que debería estrenarse el 16 de julio, fecha en la que se celebra la festividad de la Virgen del Carmen, de gran arraigo en uno de los barrios con más solera de Albarracín. Son muchos los nacidos en el pueblo que regresan durante ese día de las ciudades a las que se fueron a trabajar. La Virgen se traslada en romería de la iglesia de Santiago, donde permanece todo el año, a la ermita. Una vez concluye la celebración religiosa, en la explanada donde se levanta el pequeño templo, desde donde se divisa el meandro del Guadalaviar, se reparten buñuelos entre todos los asistentes. "No podemos retrasarnos –confesaba el gerente de la Fundación Santa María, Antonio Jiménez–. La ermita se tiene que abrir para la fiesta del Carmen porque es una celebración muy participativa".

De vivos colores, con predomino de los tonos azules y terrosos, los frescos presentan un estado de conservación variado. Mientras que en unas zonas no resulta complicada la limpieza de las capas de pintura acrílica que se han ido aplicando al cabo de los años por los propios vecinos de la localidad, en otras es una labor muy dificultosa. "La pintura de épocas recientes está muy adherida a los restos policromados, sobre todo en la parte inferior de los muros", explicaba Jiménez, quien destacó el carácter sencillo de los frescos. "Es una decoración popular muy colorista, con figuras geométricas y simples flores formando celosías y grecas", subrayaba el gerente. Para Antonio Jiménez, este tipo de ambientación recuerda a la localizada en algunas estancias del Palacio Episcopal, en la catedral y, sobre todo, de la ermita de San Juan.

La recuperación de las policromías, que salieron a la luz después de efectuar diversas catas, se complica en el ala izquierda de le edificación, al soportar humedades y embolsamientos a causa de las filtraciones a las que ha estado sometida la ermita durante mucho tiempo.

El museo, al actuación estrella

Una vez concluya la restauración integral del templo, cuya primera intervención terminó a finales del año pasado, la Fundación tiene previsto acometer las obras de acondicionamiento de la Casa de la Sierra para su transformación en Museo del Territorio. Se trata de la actuación estrella de la próxima temporada, a la que la entidad cultural dedicará los dos próximos años.

Este nuevo museo permitirá mostrar a los visitantes los principales atractivos de los Montes Universales, de manera que los pueblos del entorno puedan aprovecharse del inmenso recurso turístico que tiene Albarracín. "El objetivo es dar a conocer los valores y elementos más singulares de todo el territorio para impulsar el disfrute de los turistas que acuden a Albarracín de los demás pueblos de la comarca", explicaba Antonio Jiménez. El proyecto se centrará este año en el acondicionamiento de las infraestructuras, para acometer en 2019 el montaje del museo.

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