Daniel Ayala: "Es difícil diseñar dinosaurios que pesan 2,5 toneladas"

Coordina el equipo de cinco restauradores de la Fundación Dinópolis de Teruel. Su última obra: dos dinosaurios que se muestran en Tierra Magna.

Daniel Ayala, junto a las dos representaciones de dinosaurios recientemente estrenadas.
Daniel Ayala, junto a las dos representaciones de dinosaurios recientemente estrenadas.
Jorge Escudero

Hay que decir que el equipo de restauradores de la Fundación Dinópolis se ha superado nuevamente con el conjunto escultórico que ha estrenado este año la zona de Tierra Magna.

Cada año nos marcamos un reto. Vamos ganando experiencia y queríamos dar un paso más en una escena que sorprendiera por su gran dinamismo e hiperrealismo.

¿Cuáles han sido los criterios a la hora de elegir el tipo de dinosaurios que se exponen?

Los paleontólogos que trabajan con nosotros son los que deciden con objeto de representar las diferentes edades geológicas y se pensó en reproducir un Tastavinsaurus, un dinosaurio de 14 metros de largo casi mítico en Teruel, porque sus restos fueron encontrados en Peñarroya.

¿Y el más pequeño?

Para la escena de depredación que queríamos plasmar, el Baryonix, un carnívoro con la cabeza que recuerda a un cocodrilo, era el más adecuado, porque vivió en la misma época que el Tastavinsaurus. Y tengo que decir que nos hemos adelantado a la nueva película de ‘Jurassic Park’, que se estrena en junio, donde este animal tiene gran presencia.

Llama la atención el gran realismo conseguido en la piel de las esculturas. ¿Cómo se ha logrado?

Entre otras cuestiones, por las 80.000 escamas que cubren los animales y que se han colocado una a una a mano.

La coloración de la piel de los dinosaurios es un gran misterio, porque no se conserva fosilizada. ¿De qué manera se ha podido reproducir?

Hacemos una comparativa de cómo son los ecosistemas hoy en día y los animales que viven en ellos y los intentamos trasladar a hace 120 millones de años, para poder establecer las características que pudo tener un ambiente de esa época y que determinaría la policromía de las diferentes especies.

¿Se sienten, artistas, científicos o técnicos?

Hacemos una labor multidisciplinar, en donde artistas y paleontólogos trabajamos en colaboración. Se añade la tecnología, porque no solo hay que modelar, sino diseñar una estructura metálica interna que pueda dar estabilidad.

¿Lo más complicado es precisamente la fabricación de ese esqueleto metálico?

Sí, se trata de un trabajo de aplicación de la lógica en figuras de grandes dimensiones, y la experiencia nos ha dado una cierta tranquilidad. Pese a ello, el hecho de afrontar nuevos retos, como una escena que simula un ataque, ha generado más complejidad en el diseño de esta estructura que soporta 2,5 toneladas de peso.

¿La dificultad estriba en que uno de los dinosaurios se apoyo en el suelo con una sola pata?

El conjunto conforma una estructura complicada, pero nos atraía mucho. El pilar básico es el Tastavinsaurus, el animal más grande, que soporta el peso del dinosaurio más pequeño. Pero está calculado hasta el milímetro, ya que el mordisco del carnívoro también funciona como fuerza estructural.

¿Han tenido que realizar muchos cálculos?

No solo para realizar las esculturas, sino para su montaje. Tuvimos que trasladarlas con ruedas por separado para unirlas después en su lugar de exposición. Utilizamos un camión pluma y trabajamos casi como los egipcios, con rodamientos en el suelo para poder desplazar lo mínimo la estructura.

A diferencia de los otros ejemplares que hay en Tierra Magna, los nuevos dinosaurios pueden ser tocados por el público.

Es una complejidad añadida que hemos querido incorporar. Que los visitantes puedan interactuar con los dinosaurios, disfrutarlos desde las entrañas y visualizarlos desde cualquier punto de vista ha condicionado el diseño.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión