La lucha de un transeúnte por dejar de serlo

Jesús llegó a Teruel hace 3 meses, se empadronó y ha entrado en un taller de empleo de Cáritas remunerado. Tras hablar con más de 20 arrendadores, nadie le alquila un piso.

Jesús y 'Leona' posan en un banco de la avenida de Sagunto de la capital turolense.
Jesús y 'Leona' posan en un banco de la avenida de Sagunto de la capital turolense.
Antonio García/Bykofoto

Jesús Lorenzo, un leonés de 40 años que lleva media vida recorriendo España a pie, ha decidido echar raíces en Teruel, donde dice tener "un montón de amigos". Pero la vida no le está poniendo nada fácil dejar de ser transeúnte, como es su deseo. Tras tres meses en la capital mudéjar en los que ha tenido tiempo de empadronarse y después de haber contactado de forma particular o a través de compañías inmobiliarias con más de 20 arrendadores, no consigue que alguien le alquile un piso para vivir.

Este trotamundos cuenta con el apoyo de Cáritas, que está dispuesta a financiarle dos meses de alquiler. Además, la entidad humanitaria le ha dado una plaza en su taller de empleo de reciclado de material textil que le permite cobrar a fin de mes 200 euros. Por otro lado, la Plataforma de Afectados por Hipotecas (PAH) de Teruel y la Cruz Roja se han volcado con él ayudándole a buscar piso. Y lo mismo han hecho algunos particulares, que le han costeado por iniciativa propia hasta dos meses de estancia en una pensión mientras encuentra un hogar.

Pero ni aún así Jesús, que sufre una pequeña minusvalía física, ha encontrado casa. Según explica, dos son los motivos, a su juicio injustificados, que desaniman a los arrendadores a cederle una vivienda a cambio de un alquiler. Uno de ellos es el temor a no cobrar el arriendo. "Y no lo entiendo –subraya–, porque al acabar mi participación en el taller de empleo tengo posibilidades reales de encontrar trabajo en un centro de ayuda a la discapacidad, debido, precisamente, a mi minusvalía".

Añade que, prácticamente, todo su salario –ahora de 200 euros– puede destinarlo al pago de la vivienda, pues diversas ayudas sociales a las que tiene acceso le procuran el alimento y la ropa que precisa. "He dormido en cajeros y en la calle más de una vez y me he acostumbrado a tener muy pocas necesidades. Solo quiero una vivienda", explica.

La segunda razón por la que considera que nadie le quiere alquilar un piso se llama ‘Leona’ y es, sin duda, la que más le preocupa. Ese es el nombre de su perra, un cruce de beagle y ratonero que, hoy por hoy, es su única familia y de la que por nada del mundo quiere alejarse. La encontró en un contenedor de basuras de Córdoba, cuando pesaba 600 gramos y cabía en su bolsillo.

"Muchos arrendadores no admiten mascotas. Me dicen que no es tanto la cuestión económica como los daños que pueda causar el perro, pese a que les insisto en que ‘Leona’ está muy bien educada", relata. Por ello, Jesús cree que lo mejor sería conseguir un piso sin amueblar, pues los enseres podría obtenerlos él mismo gracias al apoyo de Cáritas y el dueño de la vivienda, despreocuparse de posibles desperfectos.

Mientras tanto, Jesús y ‘Leona’ van dando tumbos por Teruel. Al llegar, acudieron al albergue municipal para transeúntes, pero la perra tuvo que dormir con algunos amigos de Jesús porque el centro no admite mascotas. Después, esos mismos amigos le financiaron una temporada en una pensión. Ahora, ocupa un piso ‘para emergencias’ de Cáritas, pero ante una contingencia más grave que la suya, tendrá que abandonarlo.

El director de Cáritas en Teruel, Juan Marco, apela a la "responsabilidad" de las administraciones públicas para garantizar a todos los ciudadanos "su derecho a una vivienda digna". Para el portavoz de la PAH en Teruel, Gonzalo Ruiz, el problema de Jesús puede definirse como un caso de aporofobia o rechazo a los pobres y hace un llamamiento a aquellos propietarios de viviendas sin muebles para que den "una oportunidad a alguien que quiere vivir y trabajar en Teruel".

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