Las Nancys de Teruel

La muñeca cumple 50 años en 2018 siendo objeto de colección. Ana Abardía las restaura y las fotografía con rincones turolenses de fondo.

Ana Abardía restaura Nancys y las fotografía con rincones turolenses de fondo.
Ana Abardía restaura Nancys y las fotografía con rincones turolenses de fondo.
Ana Abardía

Esta historia da comienzo en Navidad. Cuando la zaragozana Ana Abardía y su familia decidieron, ya adultos, regalarse aquel juguete inolvidable de su infancia que se guarda en en tarro de las mejores esencias nostálgicas. Ana, nacida en los 70, eligió la más icónica de las muñecas de la época, la Nancy. Y descubrió que no solo seguía muy viva en su recuerdo sino que también era un valioso objeto de colección. A la mente le vino entonces la suya y la de su hermana, que dormían el sueño de los justos en algún rincón de la casa familiar de Osera (Zaragoza). Decidió recuperarla. Pero había un problema: la vivienda acababa de ser vendida.

‘In extremis’ recuperó Ana la dos muñecas de la familia. Pidió permiso a los nuevos propietarios para entrar en el edificio y ‘salvarlas’ de una destrucción segura bajo los escombros del derribo. Como el ‘ave fénix’, prácticamente de las cenizas resurgió la historia de amor de Ana con sus Nancys. Aquellas dos muñecas, con sus respectivos armarios y algún que otro vestidito, se han convertido en 2018 en una importante colección de más de 200 muñecas. Y Ana, que ahora vive en Teruel, es además una hábil restauradora de estas muñecas para las que hace hasta de diseñadora, estilista y fotógrafa, porque las retrata para Instagram en rincones conocidos y singulares de la ciudad de los amantes.

Mal estado

«Cuando decidimos comprar unas Nancys aquella Navidad –recuerda Ana–, me di cuenta de que ahora eran carísimas». Las Nancys recuperadas de la casa vendida estaban en bastante mal estado, lo que puso a Ana en la senda de la restauración. «Me comenzó a picar el gusanillo, empecé a mirar en las páginas en internet de coleccionismo y a viajar con mi marido a mercadillos y ferias especializadas, como los que hay en Madrid, por ejemplo, en la Estación de Delicias», cuenta.

Crema para el acné

Poco a poco, ha ido aprendiendo los secretos para recuperar Nancys, una panoplia de trucos y mimos que suponen todo un arte. «Por ejemplo, para quitar la manchas de bolígrafo o de óxido se utiliza una crema específica que es para el acné», explica Ana. También existen implantes de pelo, que se venden en internet. «Se ponen uno a uno, con agujas», dice. «Lo hice una vez y tarde dos meses en recuperar la muñeca... ¡No sé si lo volveré a intentar», se ríe.

También existen pinturas especiales para pintar las caras de la Nancys, o artilugios, materiales o plásticos de otros juguetes que se utilizan para soldar las juntas de las extremidades que se han desprendido. «Es como un puzle», describe esta zaragozana afincada en Teruel.

Su amor por las Nancys y la creciente colección que ha atesorado han obligado a Ana a dedicarles un espacio propio en casa, que es también un taller. Su Nancy más valiosa, por rara, es una de raza negra, un modelo que fue realizado en su día con un plástico que se resquebraja mucho, por lo que encontrarlas en buen estado es muy complicado.

Pero su afición tiene otro aspecto curioso. En los años que lleva en Teruel, la zaragozana ha desarrollado un gran amor por la capital bajoaragonesa. Por ese motivo, decidió subrayar la belleza de sus rincones con la Nancy como hilo conductor.

La muñeca es la modelo que posa en la nieve, en la plaza del Torico o con los monumentos modernistas o mudéjares de fondo. Vestida, además, expresamente para la ocasión: con vestidos de puntillas, con gorro y esquíes, de baturra, setentera y hasta disfrazada de la famosa Khalessi (uno de los personajes más famosos de la serie ‘Juego de tronos’), o ataviada de vaquillera, el traje típico de las fiestas. Algunos de ellos son comprados previamente y, otros, diseñados y cosidos por la propia Abardía.

Nancy está en 2018 de gran aniversario. La muñeca creada por Famosa (que aún se fabrica) cumple nada menos que 50 años, una cifra redonda e ideal para recordar aquel 1968 de su lanzamiento al mundo, cuando se anunció a través de las primeras televisiones y logró vender la por entonces enorme cifra de diez millones de unidades del juguete.

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