Cinco testigos sitúan a Francis Franco en Madrid el día del atropello a dos guardias

La acusación particular, ejercida por un agente que resultó lesionado, ve contradicciones. El juicio al nieto mayor de Franco continúa hoy con los informes y conclusiones de todas las partes

Francis Franco, momentos antes de entrar a la segunda sesión del juicio
Francis Franco, momentos antes de entrar a la segunda sesión del juicio
M. A. M.

La defensa de Francis Franco desplegó este martes toda su artillería para lograr que el Juzgado de lo Penal de Teruel absuelva al nieto mayor de Franco de los delitos de atentado a la autoridad, contra la seguridad vial y daños que se le imputan y por los cuales la Fiscalía Provincial solicita que se le impongan 6 años de cárcel y multas por 25.600 euros.

La abogada barcelonesa que representa a Franco, Laura Maniega, llevó a la sala de vistas en la segunda sesión del juicio a 6 testigos que apoyaron la versión del acusado, según la cual, este estaba en Madrid el 30 de abril de 2012 y un exempleado suyo, Marius T., era quien conducía el todo terreno de una empresa de la familia Franco que la mañana de ese día arrolló marcha atrás a un coche patrulla de la Guardia Civil en una pista forestal entre Lagueruela y Collados hiriendo a uno de los agentes.

Ion I., trabajador de la finca que Francis Franco tiene en Aranda del Moncayo (Zaragoza) , afirmó haber recibido órdenes de la oficina de este en Madrid para que preparara el todoterreno, un Toyota Hilux, y se lo hiciera llegar días antes a Marius T. a través de Silviu N. El testimonio de este último, también procesado –el fiscal pide 2 años de cárcel– por ser, presuntamente, el copiloto del principal acusado cuando ocurrieron los hechos, es clave para esclarecer lo sucedido, pero se ha acogido a su derecho a no declarar. Esencial es también el testimonio de Marius T., que debía prestarlo por videoconferencia desde Rumanía, donde vive desde hace años, pero que no acudió a la cita judicial.

Javier A., administrador de una empresa vinculada a Francis Franco, admitió haber dado la orden de poner el Toyota a disposición de Marius T. y, días después, recibir la llamada de este confesándole haber tenido "un incidente" con la Guardia Civil. También declaró Antonio B., amigo del acusado, que, según dijo, acompañó a Franco el día de autos a varias gestiones por Madrid. Igualmente testificaron a favor de Francis Franco el dueño de un taller mecánico al que este habría ido a pagar una factura esa misma mañana y Desiderio S., que aseguró haber estado con el acusado sobre las 9.00 de ese día para tratar sobre un asunto del parquin público que gestiona Franco en Madrid quedando "plantado" al poco rato porque el ahora imputado tuvo que marcharse precipitadamente al "surgirle una cosa urgente" –fue avisado sobre el incidente del Toyota en Teruel–.

"Presté el coche con gusto"

El último fue su hijo, Francisco Franco Suelves, quien explicó que prestó "con gusto" el coche de la empresa a Marius T., con quien habló hace ahora apenas una semana y el cual, según dijo, ha venido a España regularmente en época de caza desde Rumanía en los últimos cinco años.

Pero el abogado turolense que representa al guardia civil herido –ejerce la acusación particular–, Carlos Muñoz, aseguró al término de la sesión haber visto "muchas contradicciones en fechas y horas" en las declaraciones de los testigos. Manifestó que "todos dicen haber hablado con Marius esos días, pero solo lo ven Franco y Silviu, ni siquiera fue captado por las cámaras del parquin del supermercado de Calatayud en el que Silviu le entrega las llaves del Toyota". El letrado mostró su "sorpresa" ante el hecho de que Marius "no haya venido a España a declarar y sí lo haya hecho en los últimos años para cazar". Y consideró "chocante" que Franco –según su versión– regresara de improviso a Madrid el 29 de abril de 2012 desde Aranda del Moncayo debido al mal tiempo y al día siguiente ya hubiera quedado desde primera hora de la mañana con muchas personas para realizar gestiones. Además, Muñoz restó valor a una pericial que ve incompatibles los escasos daños del Toyota con los graves desperfectos del coche patrulla. El letrado advirtió de que esa conclusión responde a "una reconstrucción que nada tiene que ver con cómo se produjo la colisión".

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