Crece en los últimos cinco años el número de alumnos en una veintena de escuelas de Teruel

Estos colegios logran invertir la tendencia generalizada en la provincia de cierre de aulas

El colegio de Sarrión, en Teruel
Crece en los últimos cinco años el número de alumnos en una veintena de escuelas de Teruel
Jorge Escudero

Una veintena de escuelas rurales de la provincia de Teruel han experimentado un crecimiento en los últimos cinco años, con matriculaciones que en algunos casos, como Sarrión o Cantavieja, pasan de cien alumnos. Son colegios que invierten la tendencia general dominante en Teruel de cierre de aulas y que suponen un rayo de esperanza en una provincia cuya población figura entre las que registran los más altos índices de envejecimiento del país.

Este fenómeno se debe en su mayoría a la llegada de nuevos pobladores, familias con hijos en edad escolar, que han permitido doblar las matriculaciones en centros que en ocasiones se encontraban al borde de la supresión. La escuela de Lledó es un ejemplo paradigmático, al haber pasado de tener 5 alumnos hace un lustro a 29 en la actualidad. En el pueblo se han asentado matrimonios jóvenes al calor del bum urbanístico relacionado con la rehabilitación de masías en el corazón del Matarraña.

En Sarrión ha sido la población inmigrante, llegada por la oferta de trabajo en los campos de trufas, la que ha permitido contar en la actualidad con 119 escolares, mientras que en la escuela de Galve, –una pequeña localidad de 160 habitantes– estudian 21 alumnos gracias a que muchos jóvenes han decidido apostar por quedarse en su tierra como emprendedores locales. El colegio estuvo a punto de cerrar sus puertas hace veinte años con 4 alumnos.

Las escuelas con mayor crecimiento en os últimos cinco años se sitúan en las comarcas del Matarraña y Bajo Aragón con ejemplos como Castelserás, que de 56 escolares ha pasado a 65 en la actualidad; Valdealgorfa con 34 alumnos entonces, tiene ahora 45; y Lledó que cuenta con una matrícula de 29 niños frente a los 5 de hace un lustro. Hay que añadir a Monroyo, que no pasaba de 30 estudiantes y en los dos últimos cursos se han matriculado 40; y La Portellada que ha subido de 12 alumnos a los actuales 23.

La última noticia inesperada se ha producido en el colegio de Puertomingalvo –en este caso, en la comarca de Gúdar– que ha logrado recientemente la autorización del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón para contratar un segundo profesor como consecuencia de la repentina llegada al pueblo de una familia con 4 hijos. Esta circunstancia ha permitido pasar de 8 escolares a 12.

Su situación es especial, porque se trata de un centro cuya matrícula está íntegramente ocupada por estudiantes de origen extranjero. «Muchos de estos niños ya han nacido aquí, pero sus familias son argentinas, rumanas, colombianas y los 4 últimos de padres paquistaníes», aclaraba el alcalde, Manuel Zafón, quien recalcó que la familia que ha permitido doblar unidades se ha trasladado al pueblo al calor de la oferta municipal de pisos de alquiler social.

Zafón confía en que el mantenimiento de la escuela de Puertomingalvo esté garantizada, al menos, a medio plazo, teniendo en cuenta «la gran movilidad» que, a su juicio, se registra en la población inmigrante. «Este año ha habido dos nacimientos, lo que nos llena de esperanza», confesaba el regidor. No dudó en criticar, sin embargo, a las administraciones, a cuyos responsables, según dijo, «se les llena la boca hablando de despoblación, sin que hagan nada por evitarla». En este sentido, aclaró que las familias que se han trasladado al pueblo turolense lo han hecho por la oferta de trabajo del Ayuntamiento y del restaurante, «pero –explicó– en el pueblo hay mucho por hacer, más trabajo municipal, que podríamos ofrecer a nuevos pobladores si nos ayudasen las administraciones».

En el CRA Teruel 1 se vive un momento dulce, al contar con 87 alumnos distribuidos en las 7 localidades que lo integran. Alfambra, con 26 niños; y Galve, con 21, sobresalen por encima de los demás. El director del CRA, José María Martínez, aclaraba que en esta zona los centros se mantienen gracias a la población inmigrante, que supone en torno a un 60% de las matrículas, pero agregó que igualmente contribuye la actitud «favorable de Educación». «Estamos observando que en los últimos años la escuela rural se está teniendo en cuenta desde la Consejería», matizó. Desde Educación reiteraron la apuesta del Departamento por la escuela rural, manteniendo colegios abiertos hasta con 4 alumnos. Durante esta legislatura, se han salvado del cierre 22 centros.

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