El colegio de Bello se ve obligado a cerrar antes de fin de curso por falta de alumnos

Cuatro de los cinco niños que iniciaron el curso abandonaron las aulas por traslado de su familia. El Ayuntamiento se moviliza para poder reabrir la escuela.

Un profesor del CRA, en una de las aulas vacías de la escuela de Bello.
Un profesor del CRA, en una de las aulas vacías de la escuela de Bello.
Antonio García/bykofoto

El Ayuntamiento y vecinos de Bello han iniciado gestiones para localizar familias con hijos que permitan reabrir la escuela unitaria del pueblo, cerrada a mitad del curso escolar por falta de alumnos.

El colegio se vio obligado en el mes de abril a clausurar sus instalaciones debido a que cuatro de los cinco niños que cursaban sus estudios en las aulas –todos ellos hermanos- abandonaron la localidad por traslado de su familia. El único pequeño que quedaba, de ocho años de edad, recibe ahora clases en la escuela de Torralba de los Sisones, municipio de la comarca del Jiloca que pertenece al mismo Centro Rural Agrupado (CRA) que Bello. El pequeño fue trasladado a otro centro por recomendación del Servicio de Inspección de Educación y con el acuerdo de su familia.

El Departamento de Educación del Gobierno de Aragón ha dado al pueblo un plazo hasta julio para tratar de encontrar nuevos pobladores con niños en edad escolar que faciliten la reapertura del colegio, un servicio que los vecinos no están dispuestos a perder.

El alcalde de Bello, Jaime Barrado, reconocía que la misión no va a resultar fácil. De hecho, la familia que posibilitó el mantenimiento de la escuela cuando corría riesgo de desaparecer hace dos años ha terminado por dejar el pueblo. "En el mundo rural tenemos un problema estructural, con una despoblación galopante que afecta a todos los niveles", explicaba el regidor. "Es complicado que alguien procedente de una capital adquiera un compromiso con las zonas rurales", añadió.

Para garantizar la permanencia a largo plazo de nuevos pobladores en Bello, el grupo de trabajo, compuesto por vecinos y representantes del Ayuntamiento, se ha propuesto ser "más selectivo" a la hora de elegir a personas interesadas en trasladarse a la localidad. "Estamos en contacto con algunas familias, pero lo hacemos a través de conocidos, por el sistema del boca a boca, que nos permite conocer mejor a los candidatos y no tomar decisiones equivocadas", aseguraba el alcalde. Admitió, no obstante, que el objetivo resulta "complejo". "Pero –subrayó– no perdemos la esperanza".

La localidad de Bello no es una excepción en esta provincia. El mundo rural turolense sufre una regresión demográfica que hace que en la mayoría de sus pueblos se registren más defunciones que nacimientos. "En Bello hace muchos años que no nacen niños", explicaba Jaime Barrado. "No hay parejas en edad fértil", aclaró.

Entre los vecinos cunde un cierto desánimo. Margarita se mostraba preocupada con la posibilidad de que la escuela no vuelva a abrir. "Es una pena –afirmaba–, porque todo el edificio está arreglado, con mobiliario nuevo y un gran patio".

Eduardo Gumiel, profesor del CRA de la zona, explicaba que la localidad ha sufrido en los últimos años una considerable pérdida poblacional, y de ser una de las localidades más importantes de la zona ha pasado a disponer ahora de un censo de poco más de doscientos habitantes. "El cierre de una escuela supone matar un pueblo poco a poco. Acaba con su futuro", asegura contundente.

Formiche Alto es otra de las localidades en las que peligra la continuidad de su escuela. El centro se mantiene abierto con solo dos alumnos después de que los otros dos niños que asistían a clases abandonaran las aulas por traslado de su familia en Navidad.

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