Una pequeña escuela rural con los más modernos métodos educativos

El esfuerzo de los maestros de Villaspesa permite convertir el salón social del pueblo en un espacio para la psicomotricidad

Un grupo de niños corre para derribar una muralla de bloques de goma espuma en el colegio de Villaspesa
Una pequeña escuela rural con los más modernos métodos educativos
Heraldo

Querer es poder. Lo han demostrado los profesores del colegio de Villaspesa, una pequeña escuela del medio rural turolense en la que se llevan a la práctica modernos sistemas educativos –apenas desarrollados en centros escolares urbanos de mayor tamaño– gracias a la implicación personal de los maestros y de los apenas 600 habitantes de este núcleo de población a 6 kilómetros de la capital turolense.

Para poder aplicar este año la ‘Práctica Psicomotriz de Aucouturier’, un método ideado por el francés Bernard Aucouturier en el que los alumnos se expresan con libertad a través del juego y aprenden a superar los miedos y obstáculos que se encuentran en el camino de la vida, los profesores han transformado el salón social de esta pedanía de la capital turolense en un particular espacio pedagógico lleno de bloques de goma espuma, planos inclinados, espejos, espalderas y gruesas colchonetas.

No ha sido fácil reunir el material específico. Las espalderas de madera han tenido que ser prestadas por otros centros escolares, lo mismo que las colchonetas, mientras que los profesores han pagado de su propio bolsillo la adquisición de los bloques de goma espuma.

"Es muy difícil que esta técnica pedagógica se desarrolle en colegios de pequeñas localidades porque, hoy por hoy, la escuela rural no cuenta con el material que se necesita para ello", afirma el director del Centro Rural Agrupado (CRA) Turia, del que forma parte la escuela de Villaspesa, Juan Ángel González de Haro. Para incorporar esta práctica, el profesor responsable de impartirla entre el alumnado acude a formarse durante un año a centros privados ubicados en Madrid.

Para que los vecinos no se queden sin salón social, donde a menudo tienen lugar actividades para todo el pueblo, el equipamiento necesario para la práctica de ‘Aucouturier’ se recoge a los lados del local cada vez que termina la clase, que tiene lugar todos los martes de 16.00 a 17.00 con niños de 4 y 5 años de edad, y vuelve a extenderse a la semana siguiente.

Según explica Maite Vicente, la psicomotricista de la escuela de Villaspesa, la técnica ‘Aucouturier’ incluye que los niños salten, corran, derriben obstáculos, se caigan o se suban a un lugar alto, para "sentir su cuerpo y afrontar retos cada vez más arriesgados, superándose cada día".

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