Conmocionadas e indignadas. Así siguen las localidades de Albalate del Arzobispo y Andorra tras el triple asesinato cometido por el exmilitar serbio Norbert Feher en la masía andorrana del Saso el pasado 14 de diciembre al anochecer. El ganadero José Luis Iranzo –nieto del insigne jotero José Iranzo ‘El Pastor de Andorra’– y los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero perdieron la vida en una jornada aciaga a manos del pistolero, que fue capturado, ocho horas después, en el otro extremo de la provincia, en Mirambel, a 84 kilómetros del lugar del crimen.

En las horas siguientes al tiroteo, el pánico se desato en la localidad minera al conocerse los detalles del sangriento suceso y también a causa de los rumores que invadieron las redes sociales y que hablaban de disparos y víctimas mortales en pleno casco urbano y de un tirador atrincherado en un bar con rehenes. El miedo mudó en consternación por la pérdida de tres vidas humanas a manos del asesino. También afloró el malestar vecinal respecto a la actuación de los responsables policiales entre el 5 de diciembre, cuando se detecta la presencia del delincuente en Albalate, y el 14, cuando se desata la tragedia. Ese 5 de diciembre un hombre armado tiroteó y dejó malheridos a dos vecinos de Albalate –Manuel Andreu y Manuel Marcuello– mientras se disponían a cambiar la cerradura de la puerta de una casa de campo. La población de la zona no puede evitar ahora un escalofrío al saber que un pistolero merodeaba por fincas y masías de Albalate y la vecina Andorra mientras los ganaderos seguían sacando a pastar sus rebaños y los agricultores recogían aceitunas.

Tras el tiroteo del día 14, saldado con tres jóvenes muertos en la masía de Iranzo y en una finca cercana, la Guardia Civil dispuso un operativo con más de doscientos agentes, en gran parte pertenecientes a unidades especializadas como los Grupos de Reserva y Seguridad o el Grupo de Acción Rápida y llegados de otras provincias. Se ampliaba así el despliegue activado el día 5, formado por patrullas de la zona, incluido el Grupo contra los Robos en el Campo (Roca) –al que pertenecían los dos agentes asesinados–, efectivos de la Policía Judicial, un helicóptero y una unidad canina.

El día 14 por la noche se desencadenó una persecución que terminó en la carretera que une Cantavieja con Mirambel con la detención del sospechoso, ebrio y adormilado, recostado en un árbol cerca del punto en el que había sufrido un accidente de tráfico. La ‘pick up’ que robó al ganadero de Andorra tras arrebatarle la vida se salió de la calzada y, aunque tomó la bicicleta que cargaba el vehículo y rodó unos doscientos metros, decidió no seguir adelante.

Una patrulla de la Guardia Civil detectó el coche accidentado y puso en marcha un operativo que culminó con la captura de Feher a las 3.00 del día 15. No opuso resistencia, aunque iba armado con tres pistolas, dos de ellas sustraídas a los agentes que había asesinado ocho horas antes. Conducido al Juzgado de Instrucción de Alcañiz, confesó ser el autor del triple asesinato y el 20 de diciembre era ingresado en una celda del módulo de aislamiento del centro penitenciario de Zuera (Zaragoza), después de ser trasladado desde la prisión de Teruel, donde no había un lugar adecuado para presos de primer grado.