El Aeropuerto de Teruel se está configurando como un importante enclave para el desarrollo de actividades relacionadas con la innovación y la investigación en el campo de la aeronáutica. Cuatro empresas, algunas de tecnología puntera, se han instalado en los últimos diez meses en el complejo turolense, sumándose así a las tres ya asentadas desde hace varios años y a la escuela de pilotos británica Flying Time Aviation, que ya ha cumplido su primer aniversario en Teruel.

No hay duda de que el principal cliente sigue siendo Tarmac-Aragón, filial de Airbus, que se dedica al aparcamiento de larga estancia y mantenimiento de aviones, así como al desguace y reciclado de aparatos en desuso. De hecho, hace dos semanas el consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, anunciaba la próxima licitación del proyecto para acometer una nueva ampliación del aeropuerto –la tercera que se lleva a cabo desde su apertura hace cuatro años– para dar respuesta a la demanda transmitida por la empresa francesa ante sus crecimiento exponencial. La ampliación permitirá incrementar el espacio de la campa para acoger 40 aparatos más, que se sumarán a las 80 plazas ya existentes.

Si bien Tarmac tiene un gran peso en el cómputo de negocio de la plataforma aeroportuaria turolense, también vienen empujando muy fuerte pequeñas empresas del sector de la innovación y desarrollo. Soro, que preside el Consorcio que gestiona el aeropuerto, mostró recientemente la clara apuesta del Gobierno de Aragón por las actividades encuadradas en el ámbito de las nuevas tecnologías. Tras la última reunión del Consorcio admitió sentir un gran interés por ellas, porque, según matizó, "tienen una gran proyección de futuro". Y agregó que la intención del Gobierno aragonés es que el complejo se convierta en un "referente" en este tipo de actividades.

La última de las empresas instaladas en el edificio central del aeropuerto es Pulsar Space, dedicada al tratamiento de imágenes de satélites de última generación destinadas al sector energético y de medio ambiente, pero este mismo año ya ocupó una oficina Delsat International Group. Su principal actividad se centra en la oferta de servicios profesionales mediante el uso de drones. Realiza filmaciones aéreas con el objetivo de confeccionar audiovisuales, y se dirigen tanto al campo de la investigación como al turístico y agrícola.

Otras dos sociedades se encuentran ultimando los preparativos para comenzar sus actividades en el aeropuerto, donde ya cuentan con oficinas, como son World Bussiness Aerospace y Aragón Aircraft Systems. La primera se encarga del mantenimiento de equipos aeronáuticos, mientras que la segunda realiza en su planta del polígono soportes metálicos para motores o trenes de aterrizajes que luego ensaya en la plataforma.

Todas ellas se suman a PLD Space, una empresa con sede en Elche (Alicante) que cuenta desde hace tres años con un banco de pruebas en el aeropuerto turolense. Aquí realiza los ensayos de los motores de cohetes de combustión líquida y reutilizables que está diseñando.

El mes que viene, el aeropuerto se convertirá en un nuevo campo de pruebas para un ambicioso proyecto que desarrolla la compañía Airbus y la Agencia Espacial Alemana (DLR) y con el que persigue mejorar la eficiencia aerodinámica de los estabilizadores verticales –timones de cola– de los nuevos modelos A-320, uno de los aparatos más vendidos en el mundo. Una veintena de profesionales de alta cualificación se trasladarán a la plataforma aeroportuaria turolenses para realizar unas pruebas que permitan mejorar la eficiencia energética de los nuevos diseños de manera que consuman menos combustible.

El director del aeropuerto, Alejandro Ibrahim, considera al sector aeroespacial "bastante puntero en tecnologías y muy innovador". "Y a nosotros -resumió- nos interesan las empresas enmarcadas en este campo, porque realizan ensayos para las que las instalaciones de Teruel están especialmente capacitadas.