El aeropuerto, escenario de un concurso europeo de minisatélites

Once equipos de jóvenes de toda España prueban sondas lanzadas desde 350 metros. Una competición de la Agencia Espacial Europea.

Lanzamiento de los satélites del concurso, con los aviones estacionados en el aeropuerto al fondo.
El aeropuerto, escenario de un concurso europeo de minisatélites
J. E.

Once minisatélites fueron lanzados ayer sobre el aeropuerto de Teruel dentro del concurso Cansat para estudiantes de Secundaria convocado por la Agencia Espacial Europea (ESA, en las siglas inglesas). Las sondas, tras ser elevadas hasta 350 metros de altura con un globo aerostático cautivo, descendieron mansamente en paracaídas hasta la pista del complejo aeronáutico mientras desarrollaban una misión obligatoria: tomar datos de presión y temperatura. Cada aparato llevó a cabo, además, un proyecto particular para incrementar la puntuación de cara a la elección del representante español para la final europea, que se celebrará en Bremen (Alemania) del 28 de junio al 2 de julio. La fase nacional se resolverá hoy en Zaragoza.

Equipos de once institutos de todo el país pelean por una plaza para Bremen. La mayoría de los grupos trabajaron hasta bien entrada la madrugada para completar el amasijo de circuitos, cables, sistemas informáticos y cámaras que integran las sondas, que, de acuerdo a las bases, deben ajustarse al tamaño y peso de una lata de refresco. Francisco Sanz, miembro de la organización, explicó que algún equipo llegó a Teruel sin haber pegado ojo en toda la noche anterior debido a los preparativos. Adolfo Amella, profesor del instituto Benjamín Jarnés de Fuentes de Ebro (Zaragoza), explicó que, en su caso, una "avería inesperada" obligó a sus alumnos a trabajar hasta las tres de la madrugada.

El objetivo del concurso es "promover las vocaciones en el campo de la tecnología", como explicó Sanz. La organización de la fase nacional corre a cargo de la asociación Dlabs, el Laboratorio para la Experimentación en Espacio y Microgravedad y el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos –los dos últimos, dependientes de la Universidad de Zaragoza–.

La ESA proporciona a todos los participantes un paquete de componentes electrónicos básicos, que los grupos pueden ampliar a su costa. Las mejoras abarcaron desde unos modestos 20 euros hasta más de 300. Los proyectos secundarios que cada sonda desarrolló fueron también muy variados. El instituto de Fuentes de Ebro diseñó su minisatélite para tomar fotos durante el descenso, mientras que el grupo de Vic (Gerona) pretendía demostrar que la inversión térmica es la causante de las persistentes nieblas que cubren la Plana de Vic. Las edades de los participantes oscilaron entre 14 y 18 años.

El director del aeropuerto, Alejandro Ibrahim, enmarcó el concurso Cansat en el desarrollo tecnológico del complejo turolense, con empresas especializadas en la industria aeroespacial o los drones, entre otros campos. La alcaldesa, Emma Buj, que inauguró la competición, resaltó la creciente vinculación de Teruel a su "potencial" en las áreas de "la ciencia y el conocimiento".

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