Tronchón se despide con los actos taurinos

Los vecinos de Tronchón despidieron ayer sus fiestas con vaquillas, un encierro y toro embolado para confirmar la gran afición que sienten por los espectáculos taurinos. La plaza de la Iglesia, convenientemente vallada, fue el escenario de estos festejos, en donde los más osados pudieron disfrutar con las carreras protagonizadas por nueve astados.

El día grande, no obstante, fue el domingo, con los actos dedicados a la Virgen del Tremedal, a la que ofrecieron una misa, una procesión y una ronda jotera. La noche anterior tuvo lugar el hecho festivo más singular de las fiestas, con el traslado en romería nocturna de la imagen religiosa a la iglesia. Desde un balcón, un niño, encarnando a un ángel anunciador, dio la bienvenida a la virgen con unos versos. Parecidos, pero de despedida, a los que otro pequeño recitó el domingo por la noche, cuando la imagen regresó a su capilla. El acto, del que se tiene constancia de su existencia ya en el siglo XIX, logró reunir a vecinos y oriundos del pueblo que viajaron desde sus ciudades de residencia para no perderse esta tradición secular. El programa festivo concluyó a altas horas de la noche con una discomóvil.