El barranquismo despega en la provincia

Teruel se ha convertido en una de las referencias del barranquismo en España. La provincia es, con 113 tramos, la tercera del país en número de lugares aptos para practicar esta actividad, solo por detrás de Huesca –el gran referente nacional, con 513 escenarios practicables– y Lérida, con 190. Al menos diez empresas de turismo activo ofrecen este deporte en su catálogo. Las comarcas con mas proyección son el Matarraña, el Maestrazgo y Gúdar-Javalambre.

El potencial barranquista de Teruel está todavía sin explotar. Marcos Jiménez, propietario de la empresa Geoventur de Utrillas, afirma que los cauces fluviales de los ríos y barrancos turolenses son un recurso "virgen" para practicar el descenso de barrancos. "Está todo por hacer y es un recurso poco conocido", explica este empresario que afronta su cuarta temporada como organizador de excursiones barranquistas. Estos días trabaja a pleno rendimiento porque agosto es el mes de mayor actividad, con entre 20 y 25 salidas a los cañones de la provincia.

Los expertos advierten de la necesidad de cumplir las normas de seguridad así como de utilizar trajes de neopreno, calzado adecuado y casco para recorrer barrancos. Jiménez reconoce que, en una actividad como esta, "el riesgo cero no existe", pero señala que si se lleva a cabo de la mano de un monitor titulado el peligro queda "minimizado". A su juicio, no es necesario un estado de forma excepcional para afrontar el descenso. Con asesoramiento profesional y el equipo adecuado, "el 98% de la población puede hacer barranquismo", asegura.

Los profesionales alertan, no obstante, de que se trata de un deporte de riesgo que debe desarrollarse con las debidas medidas de precaución, con el equipo adecuado y asesoramiento especializado. El fatal accidente ocurrido el pasado 23 de julio en Aliaga, que costó la vida a un vecino de Ejulve de 29 años mientras descendía por un tramo del río Guadalope, es el ejemplo de que siempre existe un riesgo.

Un experto barranquista aclara que, en contra de lo que pueda parecer en una primera impresión, iniciarse en esta actividad "no es cuestión de fuerza ni de valentía ni de búsqueda de aventuras", la clave es "conocer la técnica del descenso". Añade que "cuanta más formación, más consciencia hay del peligro".

A su juicio, bajar un barranco puede resultar "muy fácil", pero surgen imprevistos que requieren de una adecuada formación para su resolución. Recuerda que esta actividad se desarrolla en lugares de difícil acceso, sin cobertura de telefonía y con circulación de agua. Este especialista advierte de que, al afrontar un descenso, "la clave del peligro es el caudal del agua" que discurre por el cauce, que en verano puede estar seco pero que se inunda en otras estaciones o con tormentas.

El aprovechamiento deportivo de los barrancos ha generado una incipiente actividad económica en las comarcas más turísticas. Algunos tramos de ríos y barrancos son ya referentes del sector, como Los Amanaderos de Riodeva, el Pozo de las Palomas en Las Parras del Martín, el Barranco Hondo de Villar del Cobo, el Parrissal de Beceite, Bocainfierno de Montoro de Mezquita, los Estrechos del Mijares de El Castellar o la Hoz Mala de Aliaga, donde se produjo el ahogamiento de hace dos semanas.

Entre los lugares que se han consolidado como destinos preferentes, destaca el Pozo del Invierno, un tramo del curso del Guadalope cercano a Villarluengo de fácil acceso y que ofrece diversión en forma de toboganes naturales, saltos y pozas. A pesar de la creciente popularidad del paraje para el barranquismo, el alcalde de la localidad, José Antonio Domingo, reconoce que se trata de una actividad "minoritaria" y poco promocionada. Recuerda que la afluencia de barranquistas se remonta a solo tres años atrás. Aunque durante este tiempo no se ha producido allí ningún accidente de consideración, a él, personalmente, el Pozo del Invierno le "impone respeto".