Larga vida a la trashumancia de bravo

La ganadería de Alicia Chico (Terriente) es la única que sigue cruzando el país dos veces al año.

Larga vida a la trashumancia de bravo
Larga vida a la trashumancia de bravo
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Los Encinares de Vilches (Sierra Nevada) despidieron el pasado 4 de junio al ganado de Alicia Chico. Allí había permanecido seis meses, en busca de hierba fresca y un mejor clima que el turolense de procedencia. El mayoral Tomás González y su equipo de vaqueros ya dirigen un viaje de 400 kilómetros que acabará en el valle de Cabriel (Albarracín). Alrededor de 23 jornadas propias de otra época. De cuando -años 40- Pedro García y Nemesia Marchante, abuelos de la actual propietaria, fundaron la única ganadería de bravo que sigue realizando la trashumancia de larga duración en España.


El invierno fue extremadamente seco, pero las lluvias posteriores a la Semana Santa reverdecieron los pastos y dieron un respiro a los alrededor de 500 animales repartidos en tres hierros (Alicia Chico García, Alicia García Merchante y Valdelarina). "Las reses están a mi nombre desde que nací, pero fue a raíz de la muerte de mi padre, hace siete años, cuando comencé a hacerme cargo de ellas. Mis antepasados practicaron sin interrupción este arte en desuso, y para mí es un honor continuar sus pasos", explica Alicia Chico, y subraya que el objetivo es "aprovechar las dos primaveras".


A diferencia de las anteriores generaciones, ella es quien, junto a su madre, lidera el negocio. "A pesar de que las ganaderías casi siempre las heredaron las mujeres, los hombres eran los que se hacían cargo. Ahora soy yo la que se dedica por completo a esto", indica, y adelanta que si es posible seguirá trabajando a la vieja usanza: "No quisiera dejar morir esta tradición, pero cada vez resulta más complicado hacer frente a los trámites que requiere. Para cambiar de comunidad autónoma es necesario superar diversos controles sanitarios. Después está la dureza del recorrido, por caminos pecuarios en los que ya no sabes bien qué vas a encontrar".


Barreras que obstruyen una actividad de múltiples contribuciones ecológicas y sociales. "Además del evidente ahorro en pienso, la trashumancia conlleva el aprovechamiento equilibrado de los pastos. Un sistema de alimentación natural siempre es más beneficioso que el artificial", advierte Chico, y descarta que el desplazamiento sea peligroso: "Si a una vaca que acaba de parir le quitas el becerro, lo normal será que te ataque; si va en manada y no te metes con ella, no te pasará nada. Con los toros sucede lo mismo, no hay que molestarles más de la cuenta. Si fuesen tan peligrosos como los pintan en la televisión, no se podrían acercar a ellos ni tan siquiera los vaqueros".


Sus astados -procedencia Manuel Arranz, salmantino que formó ganadería con vacas y sementales de Montalvo, Conde de la Corte y Pérez Tebernero- tienen como destino el festejo, ya sea en la plaza o en la calle. Así, días después de llegar a la finca, subirán al camión para iniciar la temporada en un emplazamiento muy especial. "Somos de Terriente, y el 1 de julio comienzan las fiestas. Por costumbre, es el primer pueblo al que vamos. Las fechas coinciden a la perfección", indica la ganadera, que aunque suele ocuparse de los encierros que se reparten por toda la serranía (Bronchales o Frías de Albarracín, entre otros), desconoce cuáles serán los próximos contratos.


"Antes se sabía con mucha antelación dónde iban a correr tus reses, pero hoy en día dependes de las comisiones de fiestas. Lo que sí es seguro es que agosto y septiembre serán los meses meses más intensos", adelanta. Después, allá por el 20 de noviembre, emprenderán el camino inverso hacia tierras andaluzas. "Así a los vaqueros les da tiempo de pasar la Navidad en sus casas", concluye Chico.










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