TRAS LA TRAGEDIA

"Solo un milagro salvaría la vida de nuestro biznieto: está muy mal"

El hermano de la niña fallecida en el incendio del asentamiento chabolista tiene quemado el 70% del cuerpo.

El hermano de la niña de dos años que falleció en la madrugada de ayer carbonizada al incendiarse la caravana donde dormía sigue muy grave en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Infantil de Zaragoza. De los cinco miembros de la familia que resultaron heridos, su estado es el que más preocupa a los médicos, ya que tiene más de un 70% del cuerpo quemado. En el caso de su otra hermana, de 18 meses, las lesiones afectan al 25%, por lo que también permanece en la uci del mismo centro.


Mientras, el tío de la pequeña fallecida está ingresado, con pronóstico reservado, en la Unidad de Quemados del Miguel Servet, y el padre sigue en la uci del Clínico, donde ha sido sedado aunque permanece estable (la intención de los médicos es poder trasladarlo también en las próximas horas a la Casa Grande).


La familia acudió ayer a primera hora de la mañana al Hospital Miguel Servet a visitar a los heridos de este trágico incendio. Entre ellos, estaba la madre de la niña fallecida -embarazada de ocho meses- y su bisabuelo, Carlos Giménez, que, dada su gravedad, dudó de que Ramón, de ocho años, pudiera recuperarse de sus graves heridas.


"Lo hemos estado viendo y solo un milagro de Dios puede salvarlo: está muy mal. Los médicos nos han explicado que se ha quedado sin protección en la piel y puede afectarle cualquier germen. La pequeña está mejor, pero el mayor...", relataba pasadas las 13.00 (el horario de visitas de la uci pediátrica es de 12.00 a 13.00). "Esto es muy gordo. Esto es lo más triste que te puede pasar. Entiendan cómo nos sentimos", añadía el bisabuelo, que en todo momento se mostró muy respetuoso con los medios de comunicación.

Conmoción entre los familiares

Con apenas un hilo de voz y todavía conmocionado por la tragedia, reconocía que desconocía la causa del fuego que se produjo en el asentamiento chabolista situado al final del Camino del Vado. "No sé lo que ha pasado. Yo estaba fuera, me he enterado esta mañana", aseguraba. Según las primeras investigaciones y las declaraciones del propio padre, la familia estaba durmiendo en una caravana cuando al parecer, entre las 00.30 y la 1.00, la caída de una vela prendió algunos de los enseres y desencadenó el suceso. "No tenían electricidad, por lo que no ha podido ser una estufa. Ni un cigarrillo. No sabemos, la verdad. Aunque ahora nos da igual. Bastante desgracia tenemos", apuntaba el bisabuelo.


Aún conmocionado por el accidente, relataba cómo hacía pocos meses que su nieto, que vivía de la recogida de chatarra, y su familia se habían trasladado a este asentamiento. De hecho, durante años residieron en la localidad zaragozana de Ejea de los Caballeros. Además del padre, de 25 años, y la madre, de 23 y embarazada, vivían en la caravana los cinco hijos del matrimonio de ocho, seis, tres, dos (la fallecida) y 18 meses.


A pesar del delicado momento que estaban pasando, Carlos Giménez encontró fuerzas para criticar las escasas subvenciones que las administraciones públicas otorgan a las "familias más pobres". "No dan apenas ayudas para conseguir un piso. Los dan a su antojo. A los que realmente los necesitamos no nos los dan", denunciaba.


En ese mismo sentido, se pronunció en la puerta de la uci otro amigo de la familia: "¿No ve la gente cómo estamos? Hacen más por los inmigrantes que por los gitanos. Lo justo es que todos entremos en el mismo montón. Si vivimos en España, nos tendrían que tratar a todos igual, ¿no? Están atendiendo mejor a los inmigrantes que a nosotros", censuraba.


Todavía no se sabe cuándo será el entierro de la pequeña fallecida. Responsables del Hospital Miguel Servet y la directora general de Atención al Usuario del Gobierno de Aragón, Teresa Antoñanzas, se acercaron a última hora de la mañana al Materno-Infantil a hablar con la madre y a interesarse por el estado de los heridos.