ENCUESTA DE HERALDO DE ARAGÓN

Siete de cada diez aragoneses auguran que Gran Scala traerá efectos positivos

Solo un 10% de los ciudadanos opinan que el complejo tendrá consecuencias negativas. No obstante, el rechazo duplica al existente en Monegros. Dos meses después del anuncio, el 80% de los consultados saben del proyecto. Eso sí, uno de cada cinco jubilados se enteró por el sondeo.

Los aragoneses lo tienen claro: el aterrizaje en Los Monegros del macrocomplejo de ocio y juego Gran Scala tendrá efectos positivos para toda la Comunidad. Así lo piensan siete de cada diez encuestados, según el sondeo de opinión elaborado por la empresa A+M para HERALDO y que, a diferencia del publicado ayer, centrado exclusivamente en la comarca afectada, extiende las consultas a todo el territorio aragonés. Por el contrario, solo uno de cada diez entrevistados teme consecuencias adversas, mientras a expensas de conocer más datos claves sobre la iniciativa (como los terrenos o cómo se financiará la inversión requerida) casi un 15% de los ciudadanos o bien no se atreven a valorar los efectos en uno u otro sentido o simplemente prefieren no contestar.


Pero, pese a que la percepción de los beneficios que reportaría Gran Scala a la economía y la sociedad aragonesas es ampliamente mayoritaria, el apoyo al proyecto es sensiblemente inferior al registrado en los municipios con posibilidades de acoger la ciudad del ocio. Como se recordará, ocho de cada diez monegrinos (el 83,4%) estaban convencidos de las ventajas que supondría para toda la Comunidad. En el conjunto de Aragón, este porcentaje baja hasta diez puntos.


También hay diferencias entre entre quienes ven más inconvenientes que beneficios en la posible llegada del proyecto. Si en Monegros solo el 5,6% auguraba consecuencias negativas, en la Comunidad este porcentaje se dobla. Preguntados por las razones de su oposición a la instalación del complejo en Aragón, este grupo de encuestados muestra sus temores ante el peso que tiene el sector del juego en el conjunto del proyecto (incluye 32 casinos) y las posibles consecuencias sociales que provocaría, como "corrupción, mafia o prostitución".


También hablan de "atentado ecologista" y subrayan que un complejo así, ubicado en una comarca de gran valor natural, resultaría "incompatible" con el lema escogido por la Comunidad para la Expo 2008: "El Agua y el Desarrollo Sostenible". Otros, aunque los menos, consideran que levantar un recinto con un impacto equivalente a una ciudad de 100.000 habitantes en Monegros sería "inviable" y otros opinan que no es un "buen modelo de desarrollo" para esa comarca.


Sorprende que los aragoneses que tienen una postura más definida -y al mismo tiempo más dividida- sobre el proyecto son los más jóvenes (entre 18 y 34 años). Si por un lado representan el porcentaje más alto de optimistas con las supuestas ventajas de Gran Scala (un 76,4%), también lo son a la hora de prever perjuicios (un 16,8%). Y es que solo un 7% no se atreve o no quiere valorar los efectos del proyecto.


Por provincias, son los turolenses los más convencidos de las bondades de la iniciativa y con una amplia diferencia. Mientras en Huesca -emplazamiento más que probable para el recinto, según las últimas afirmaciones de miembros del Ejecutivo-, el optimismo sobre los hipotéticos beneficios es más moderado y los encuestados muestran además más reticencias a pronunciarse.


Lo que es innegable apenas dos meses después de que saltara la noticia, es que casi todo el mundo ha oído hablar de Gran Scala. La repercusión mediática que ha tenido en este tiempo el plan ha elevado su grado de conocimiento en el conjunto de la Comunidad a cotas muy altas (un 81%).


No obstante, es inferior al que tienen los monegrinos (90%), algo lógico si se tiene en cuenta que desde que se hicieron públicas las intenciones de los promotores de ILD no ha habido otro tema de conversación en los municipios de la comarca. Por las mismas razones, los más informados son los oscenses, seguidos de los zaragozanos y, por último, y muy por detrás, los turolenses. En cuanto a edades, no hay grandes diferencias, salvo en el caso de los jubilados. Hasta ser consultados, uno de cada cinco no había oído nunca hablar de la iniciativa.