HOSTELERÍA
Salud Pública lleva a cabo casi 50.000 inspecciones al año en establecimientos
Veterinarios y farmacéuticos controlan el correcto estado de los locales y de los alimentos. Durante el año 2009 solo se tramitaron 1.300 apercibimientos y menos de 500 sanciones.
Todo control es poco. Salud Pública vigila que los más de 15.000 establecimientos, comedores o locales que manipulan alimentos y que luego los ofrecen a los ciudadanos lo hagan en las mejores condiciones posibles. El año pasado se llevaron a cabo casi 50.000 inspecciones alimentarias. De estas, solo se tramitaron 1.300 expedientes por incumplimientos, de los cuales menos de 500 acabaron en sanción. No obstante, el montante económico puede oscilar entre los 600 y los 600.000 euros (en las relacionadas con temas de residuos). Y son bastante esporádicos los cierres definitivos de local.
"El nivel de conciencia de los locales y establecimientos de Aragón es bastante adecuado. Eso no quiere decir que no haya incumplimientos y que haya casos extremos", explica el jefe del servicio de Seguridad Alimentaria y Medioambiental, Alberto Alcolea. Se controla la manipulación de alimentos y el estado de restaurantes, comedores, residencias, bares con cocina, mataderos, guarderías, comercios minoristas...
Pese a que las inspecciones se hacen escrupulosamente, Alcolea hace hincapié en que el objetivo del Gobierno de Aragón no es recaudar. Su intención, recalca, es garantizar que se cumplan los criterios de seguridad e higiene necesarios para ofrecer o vender alimentos a los ciudadanos. Por ello, el volumen de sanciones que finalmente se tramitan es mínimo. Se llega a este punto cuando la falta es muy grave o cuando después de varios apercibimientos no se corrigen las deficiencias detectadas.
Son 200 veterinarios de administración sanitaria y 70 farmacéuticos de administración los que llevan a cabo las inspecciones. Solo en Zaragoza trabajan 28. Con el Plan Autonómico del Control de la Cadena Alimentaria (Pacca) se ha intentado "homogeneizar" los controles, para que "quede poco espacio a la interpretación" y a la subjetividad de los inspectores. "Unifica los criterios para minimizar cualquier diferencia", detalla el jefe del Servicio de Seguridad Alimentaria y Medioambiental.
Otra de las novedades de la nueva Pacca es la incorporación de una nueva "línea de auditoría" interna de los propios establecimientos. Son ellos mismos los que tienen que reflejar en un libro de control interno algunas medidas de higiene, como los controles de potabilidad del agua, las temperturas de conservación de los alimentos, desinfección y desratización o un control de los productos que reciben.
Las inspecciones pueden tener una perioricidad muy variada, aunque Alcolea explica que ante el volumen de nuevos negocios de los últimos años, se está intentando 'premiar' a los establecimientos que cumplen regularmente con la normativa, espaciándoles más en el tiempo las revisiones.