Andrea Merino se autodefine como modista profesional por su arte en el desdoble de bajos de pantalones para alargarles la vida, experta en menús 'low cost' que gustan a grandes y pequeños, y economista de las que estiran el euro hasta el último céntimo. Estas son las cualidades -cuenta- que le permiten llegar a fin de mes con tres hijos pequeños y un sueldo, el de su marido, que es funcionario de la administración autonómica.

"Antes, yo trabajaba en un restaurante, pero los horarios no me dejaban conciliar y me sale más a cuenta quedarme en casa que pagar para que me cuiden a los niños (Pablo, de dos años y medio y las gemelas Irene y Matilda, de uno)", explica Andrea. Asegura que para cuadrar los presupuestos tiene que mirar al detalle todos los gastos y dosificar los caprichos. "Me paso el día haciendo cuentas y controlando el dinero, pero está claro que el dinero que cuesta un hijo es el mejor invertido". "Todo sería más fácil si las familias numerosas tuviéramos más ayudas o fuera más sencillo acceder a las subvenciones", añade.

Y no le falta razón. En Zaragoza, por ejemplo, una pareja con cuatro hijos debe cobrar como máximo unos 900 euros al mes para tener garantizada una ayuda de comedor. Los criterios para acceder a este servicio no se han actualizado en los últimos años, y esto supone que en ciudades como la capital el límite de renta que se exige es inferior al indicador público de renta de efectos múltiples (salario mínimo interprofesional).

"Quieren que nazcan niños, pero no te ayudan lo suficiente si los tienes. Deberían mirar más lo que hacen otros países europeos", apunta Andrea. Su queja la evidencia un estudio de familias numerosas '3 y más' que destaca como en Francia, por ejemplo, cuando una mujer está embarazada de siete meses se le dan ya 889,72 euros, siendo el límite de ingresos mucho más aceptable (49.926 euros al año). También recibirá cada mes 177,95 euros por hijo menor de tres años. Si el padre o la madre piden excedencia o cesan del trabajo para cuidar a hijos pequeños reciben 552,11 euros al mes. "Todos se llenan la boca con las políticas sociales, pero al final, las familias seguimos, año tras año, haciéndole agujeros al cinturón", afirma Andrea.