La 'primavera árabe' desde Zaragoza

Temor en Aragón a la larga mano de Al Assad

En Zaragoza viven unos 200 sirios, que siguen con indignación (y, algunos, miedo a las represalias) la situación de su país. Muchos vinieron a estudiar en los 70 y 80.

Mohammad Beiloune, sirio afincado en Zaragoza
Preocupación y rabia entre los sirio-aragoneses
P.F.

Ángeles, zaragozana de 46 años casada con un sirio desde hace 25, empezó a recopilar noticias sobre las revueltas en Siria en marzo. “Pensaba que terminaría pronto, pero la situación del país es dramática. Hay muchas víctimas y desaparecidos. Tememos por la gente que está allí”, cuenta ahora con preocupación. Ha pasado casi un año, 20.000 muertos -según organizaciones de derechos humanos- y cinco carpetas llenas de recortes de periódicos.


Mohammad Beiloune, sirio de 50 años casado con una zaragozana, sigue las noticias con indignación. “Después de 40 años de dictadura, este es el peor momento. Es urgente una respuesta clara del mundo occidental a lo que está pasando en Siria. Yo no quiero una invasión militar como en Iraq o Afganistán, pero sí hay que garantizar de algún modo la seguridad de sus habitantes”, asegura.


En Aragón viven unos 200 sirios, muchos son estudiantes que vinieron en los años 70 y 80, y tras acabar la Universidad, se casaron y se quedaron aquí. Hay médicos, ingenieros, empresarios... Muchos están nacionalizados españoles y ahora viven desde la distancia la revuelta (o guerra) de su país. Algunos tienen miedo y prefieren no salir en los medios de comunicación.


“El poder de Bachar Al Asad llega muy lejos. Están investigando y persiguiendo a los sirios que viven en el extranjero. Mandan informes a la embajada y al gobierno, y luego toman represalias con sus familiares en Siria. Yo no tengo miedo. Me han amenazado por teléfono”, afirma Mohammad.


Él lleva 26 años viviendo en Zaragoza. Estudió Medicina en la antigua Yugoslavia, es marmolista de profesión, pero ahora no trabaja. “Estoy dedicado a la revolución”, asegura. Participa en concentraciones de protestas, se reúne con políticos y representantes sociales, colabora como puede en enviar ayuda y realiza labores de información. “Queremos que se sepa la verdad. Están cortando suministros, bombardeando a la población civil, el Ejército detiene y mata indiscriminadamente...”, cuenta.

Un país desconocido en España

“Siria ha sido un país muy desconocido para España. Yo misma tenía muchos prejuicios cuando viajé a Siria por primera vez en 2002. Descubrí un país muy hospitalario. Allí me siento como en casa, conviven musulmanes y cristianos, las relaciones familiares son muy fuertes. Soy una enamorada de Siria”, destaca Ángeles, que regenta un negocio con su marido en Zaragoza.


Hasta 2004, su marido no podía viajar a Siria por no haber hecho el servicio militar obligatorio. Tras una ley de amnistía y el pago de una multa de 6.000 euros, ya puede volver, aunque siempre muy vigilado. Los hijos de sirios nacidos en el extranjero también tienen la obligación de cumplir el servicio militar de dos años y medio, aunque nunca hayan vivido en el país. “Es una muestra más del poder absurdo y arbitrario del régimen de Al Asad”, apuntan estos sirio-aragoneses.


Tanto Ángeles como Mohammad sueñan con vivir con sus respectivas familias en una Siria democrática y en paz. “Nos compramos un piso allí en 2005 y nuestra idea es vivir algún día entre los dos sitios, Zaragoza y Siria”, cuenta ella.


Respecto a qué salida el ven al conflicto actual, Mohammad cree que triunfará la revolución y caerá el régimen de Al Assad. “Ya no hay vuelta atrás”, dice. “Yo soy un poco más pesimista”, apunta Ángeles.