EMPLEO
"La preocupación del paro refleja el problema de la precariedad y la calidad del trabajo"
Los agentes sociales coinciden en que se viven momentos buenos, pero advierten que es preciso corregir determinadas estructuras empresariales y laborales para prevenir un cambio de tendencia.
La Comunidad Autónoma tiene una tasa de paro ligeramente superior al 5%. Sin embargo, ese dato, que la sitúa en el privilegiado club de territorios que gozan del denominado pleno empleo, no impide que los aragoneses continúen señalando al paro como una de sus principales preocupaciones. En concreto, en el último Barómetro de Opinión que periódicamente encarga el Gobierno autonómico ocupa la segunda posición. Para hablar sobre esa paradoja y de otros muchos aspectos del empleo, HERALDO reunió esta semana a los presidentes de la Confederación Regional de Empresarios y la Cámara de Comercio de Zaragoza, Jesús Morte y Manuel Teruel, con los máximos responsables aragoneses de UGT y CC. OO., Julián Lóriz y Julián Buey, y la directora gerente del Instituto Aragonés de Empleo (Inaem), Ana Bermúdez.
El punto de encuentro, la oficina del Inaem de la calle del Doctor Cerrada, despertó la nostalgia de los sindicalistas, que apuntaron que ése era uno de los escenarios preferidos, en los primeros años de esta década, para explicitar públicamente con ocupaciones simbólicas el malestar de los trabajadores por determinadas reformas laborales planteadas desde el Gobierno central. Manuel Teruel también se apuntó al ejercicio de historia reciente, aunque en su caso la memoria le llevó a un pedrusco lanzado contra su empresa en aquellas protestas. Los recuerdos encontrados, que despertaron buenas risas, marcaron el contrapunto de la actual relación entre los agentes sociales, mucho más distendida y en la que ninguno de los presentes, aunque con algunos matices, tuvo reparo en reconocer la bondad, en términos generales, de la situación del empleo en Aragón.
Julián Buey abrió fuego señalando que "ya es significativo que el paro haya dejado de ser la primera preocupación de los aragoneses, porque lo ha sido durante un periodo muy amplio de tiempo". A su modo de ver, "lo que reflejan las encuestas es una preocupación que va más allá de tener o no acceso a un empleo; hablan de una preocupación por tener un empleo de calidad y estable, bien remunerado y cualificado". Al respecto, Jesús Morte apuntó que "el problema" de lo que, con los datos en la mano, prefiere llamar "no-paro" son "las expectativas que surgen en torno al empleo, de poder comprarse un piso, de asegurarse un sustento". "Y en España -agregó- es una cuestión que se acrecienta en los últimos años porque se viene de una etapa con el 22% de paro, que entonces sí era realmente un problema; Han pasado veinte años de esa época y el español ve el asunto más en clave de tener un determinado nivel de calidad de vida que como un problema esencial de no tener trabajo".
Julián Lóriz expresó que impresión de que "lo que se está reflejando en las encuestas es el temor anticipado a perder el empleo y que el ciudadano percibe más como problema la modalidad de empleo existente que el paro en sí mismo". "Es algo que tiene fundamento en un mercado de empleo que no es justo, con elevada proporción de temporalidad y precariedad y un bajo nivel tecnológico del tejido productivo y escasa cualificación, por lo tanto, del empleo que genera", dijo.
Manuel Teruel resaltó que "dada la trascendencia que tiene el empleo para la vida de los ciudadanos es lógico que el paro ocupe ese nivel de preocupación; no se entendería una sociedad en la que el empleo no fuera una preocupación constante, porque al fin y al cabo, toda la población depende de su trabajo y el salario a fin de mes". A continuación quiso matizar que "la preocupación no es igual en unos sectores sociales que en otros", para lo que puso el ejemplo de la "enorme preocupación real en el desempleado de cierta edad que sabe que su recolocación es muy complicada" y deslindó la existencia de "dos mundos en el mercado laboral: el del nuevo empleo y el del empleo tradicional, que tienen contrataciones y protecciones sociales muy diferentes". "Evidentemente, en el nuevo empleo, con un despido más barato, la preocupación es mayor" por la fragilidad y la inseguridad , comentó.
Ese interés por el empleo fue explicado por Ana Bermúdez en el hecho de que "es sinónimo de derechos sociales, porque el trabajo es lo que te permite formar parte de la sociedad y tener una vida dentro de ella; es lógico que genere un interés central y que aparezca en los primeros lugares del barómetro". A continuación apuntó que "el que se entienda como problema depende mucho de las circunstancias de cada uno y engloba diversos elementos, pero lo principal es la perspectiva de futuro, de qué pasará con mi empleo más allá del presente; y eso también se aborda a veces como un deseo positivo de mejora personal, no solo como una percepción negativa".
Planificar el futuro
Tras el turno del reconocimiento de las buenas cifras llegaron las matizaciones. Lóriz advirtió que se dan "circunstancias paradójicas, como que en 2007 se han creado 37.000 puestos de trabajo, pero el desempleo ha aumentado en 2.100 personas", y "hay sectores sociales que sufren para encontrar trabajo". Buey estimó que "haríamos mal si hiciéramos una lectura triunfalista, que los datos sean buenos no debe impedir que veamos lo que sucede por debajo", porque "se ha creado mucho empleo en construcción y servicios, que son sectores frágiles, y hay que estar atentos a esos avisos, que cuando se empiezan a dar es la población más frágil, jóvenes, mujeres e inmigrantes, la que queda más rápidamente en peligro".
Teruel puso sobre la mesa la cuestión de "cómo una sociedad tan desarrollada como la española y la aragonesa, y con el perfil de las empresas que tenemos, puede crear empleo de más calidad". Su apuesta fue "mejorar la calidad del empleo", para lo que "es imprescindible aumentar la productividad". "No es que el español trabaje menos -apostilló-, lo que pasa es que trabajamos en sectores que aportan poco valor añadido y el PIB que sale de una hora de trabajo es la cuarta parte que en otros países con rentas similares; hay que intentar que las empresas migren a sectores donde el valor añadido sea mayor, con trabajo más cualificado y más tecnológico".
El secretario general de UGT reclamó "medidas para afrontar un horizonte cercano con perspectivas menos halagüeñas que ahora". Propuso "desarrollar la cobertura de prestaciones para mejorar la capacidad protectora del sistema" y reforzar los servicios públicos de empleo "para favorecer la recualificación y recolocación de los trabajadores". También sugirió "hacer un plan extraordinario este año" para la mejora y la calidad del empleo en Aragón y otro "específico para Zaragoza previendo el final de la Expo en septiembre" y que "se suban los sueldos, que están muy bajos". Morte respondió con rapidez: "Si eso está ligado a la productividad y la competitividad, adelante, porque seguimos muy por debajo de otros países". También remarcó que "más que reforzar la protección y las prestaciones, lo mejor es que no se genere paro, para lo que es necesario una estructura empresarial fuerte, con innovación y tecnología, modernizar las estructuras de contratación y establecer un sistema de formación de acuerdo con las necesidades empresariales reales".
El máximo responsable de CC. OO. estuvo de acuerdo en que "se necesitan empresas competitivas y con productividad", pero dijo que ese concepto "no va a cargo de las costillas de los trabajadores, sino otras cosas, como la inversión, la innovación, el desarrollo, la investigación". Teruel insistió en "lograr un modelo de futuro para mantener las empresas que tenemos y ayudarlas a migrar a sectores más productivos; si somos capaces y damos un salto en la cualificación de los trabajadores, será más fácil resolver los problemas que se produzcan en Aragón, que son los mismos que en España y Europa".