ETA

Portu y Sarasola ensayaron otra "caravana de la muerte" entre Zaragoza y Madrid

El "comando especial" de ETA recorrió el 1 de diciembre ese trayecto, partiendo de Lesaca, para preparar el atentado de Azca. La detención de los dos miembros de la banda terrorista frustró sus intenciones.

El "comando especial" de ETA que pretendía antentar con coche bomba en el complejo de Azca, en Madrid, ensayó una nueva caravana de la muerte entre Zaragoza y la capital el pasado 1 de diciembre. La detención el 6 de enero de Igor Portu y Martín Sarasola, dos de sus miembros, en una operación policial en Mondragón (Guipúzcoa) frustró sus intenciones. En menos de una hora, los mismos terroristas que volaron el aparcamiento de la T-4 revisaron el corazón financiero de Madrid, el complejo de Azca.


Esto sucedió el primero de diciembre, el mismo día que sus compañeros de ETA tiroteaban en Capbretón a los agentes Fernando Trapero y Raúl Centeno. La Guardia Civil, gracias a las declaraciones del jefe del comando, Martín Sarasola Yarzábal, y a una investigación exhaustiva, ha logrado reconstruir aquel viaje contrarreloj desde la localidad navarra de Lesaca hasta Madrid, en lo que resultó el ensayo general de una masacre frustrada. No era su primer viaje al servicio de ETA. Los cuatro ya habían hecho fugaces desplazamientos en sus días libres para llevar explosivos a Zaragoza, Valencia, Asturias, Tarragona, Guadalajara y Vizcaya. También habían aprovechado sus vacaciones de Navidad de 2006 para perpetrar el atentado de Barajas, en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos.


Todo comenzó el viernes 30 de noviembre de 2007. Portu y Sarasola fueron en el coche del primero a Irún y alquilaron ahí un pequeño Kia Picanto en el que los cuatro etarras viajarían muy apretados a Madrid. Ambos quedaron con los ahora huidos Joseba Iturbide y Mikel San Sebastián a las 7.00 del sabado en Lesaca. Por delante había 568 kilómetros, porque los activistas habían decidido pasar por Zaragoza para comprobar rutas alternativas.


Los terroristas encararon la N-121-A sin apenas precauciones, pues no estaban fichados y no llevaban armas ni explosivos. La escasez de tiempo les obligó a despreciar las carreteras secundarias: encararon la carretera a Pamplona, pasaron por Zaragoza y tomaron la A-2, hacia Calatayud, en dirección a Madrid. El automóvil entró al aparcamiento del paseo de la Castellana poco después de las 13.00. Menos de una hora bastó para confirmarles que el sitio era "idóneo", según la declaración de Sarasola: fácil acceso, fácil salida y fácil huida.


Sobre las 14.00, el coche abandonó el aparcamiento. Poco antes de las 19.30, los etarras devolvieron el turismo tras recorrer a toda prisa la distancia de Madrid a Irún.