ADIÓS A OTRO MONTAÑERO

"La pasión de Araguás era la montaña pero no era un loco sino muy prudente"

Amigos y familiares despiden hoy a las 11.00 en Sabiñánigo al joven sepultado por un alud.

"Era una persona que se hacía querer. 'Pachi' -como le llamábamos- siempre estaba dispuesto a salir a la montaña y a hacer cosas con gente", comentó ayer consternado Javier Arranz, compañero de trabajo y amigo de Ricardo Araguás Izuel, el joven de 36 años de edad y vecino de Sabiñánigo que falleció sepultado el martes por un alud en la vertiente francesa del Portalet. En las calles de la capital del Alto Gállego, donde vivía con su padre y su familia es muy conocida, la noticia que comenzó a divulgarse esa misma tarde conmocionó a todos los vecinos. Amigos y familiares despedirán hoy a las 11.00 en la parroquia de Cristo Rey de Sabiñánigo a este joven montañero que perdió la vida mientras practicaba esquí de travesía con otros dos compañeros en el pico Canal Roya, en la zona de Malacara.

 

"Su pasión era la montaña pero no era ningún loco, era muy prudente", aseguró Arranz, un amigo con el que ha compartido muchas jornadas de senderismo, escalada, esquí de travesía... Ricardo Araguás comenzó por la espeleología con un club de Zaragoza, ciudad en la que trabajó un tiempo. Hace nueve años, cuando se trasladó a Sabiñánigo porque encontró trabajo en la fábrica de suero Bieffe Medital S. A. (Baxter), empezó a hacer actividades con la sección de montaña de la Peña Edelweiss.

 

Aunque todavía no se ha concretado, el secretario de esta sección, Chema Gracia, se planteaba ayer dedicarle una jornada de montaña. "En mi vida he visto a personas que vivieran tanto la montaña como él. Era un gran deportista, muy prudente, yo lo conocía bien. Lo que ocurre es que la montaña tiene un peligro inherente", apuntó ayer Gracia. De hecho, estaba convencido de que habría tomado las precauciones necesarias pero "hay aspectos que no se pueden controlar".

 

Todos los amigos del trabajo y del club están muy afectados por el accidente, expresaba Gracia ayer, que solo pensaba en mostrar su apoyo a su entorno más próximo. También el alcalde de Sabiñánigo, Jesús Lasierra, contactó ayer con la familia para expresar su más sentido pésame. No obstante, no está previsto que se celebre un acto institucional como despedida al deportista.

 

Cuando hace seis años Javier Arranz empezó a trabajar en el almacén de Bieffe coincidió con el joven Ricardo Aragúas y ambos comenzaron a practicar juntos su afición al montañismo. "Casi todos los fines de semana, muchos conmigo y otros con otras personas, salía a la montaña. Disfrutaba mucho en ella", apuntó Arranz. Según explicó, tenía una gran fortaleza física y acumulaba una experiencia de diez años en la montaña. "Siempre iba muy bien preparado". Ahora, asegura que lo echará mucho en falta porque era el compañero con el que más salía y al que más apreciaba.

 

Sin embargo, el martes Javier no tenía fiesta y Ricardo fue a practicar esquí de travesía con otros amigos que tuvieron más fortuna y resultaron ilesos en el trágico accidente. Uno de ellos también trabaja en la fábrica Bieffe Medital. "Todos nos hemos planteado alguna vez que puede pasar algo, lo tienes que asumir. Luego, lo más difícil siempre es para la familia", indicó Arranz, quien quiso incidir en el buen carácter de Araguás."Vivía para su familia, para sus amigos y para la montaña", resumió. El joven fallecido perdió a su madre hace varios años, aunque entonces aún vivía su abuela paterna.

 

Recientemente, su padre, Máximo, perdió a su hermano gemelo. Por ello, algunos vecinos que trabajaron con el padre en la fábrica de aluminio -entonces Inespal- lamentaban ayer la mala racha de esta familia. En Sabiñánigo también reside su hermana Blanca y su sobrino, que casualmente trabaja en la sección de envasado de la fábrica.

 

De hecho, la información del fallecimiento de Ricardo Araguás llegó a la planta a través de este último, que recibió una llamada de su madre. "Cuando le dieron la noticia, pidió permiso para irse. Pero hubo un momento de confusión porque les dijeron que estaba muerto, pero después se confundió con el alud de Formigal en el que el esquiador sí pudo ser rescatado vivo", comentó ayer el director de la fábrica serrablesa, Santiago Castán.

 

Según añadió Arranz, su mejor amigo en la planta, en la fábrica la noticia cayó como un mazazo "porque era muy apreciado". Ahora, solo espera que sus palabras sirvan de apoyo a la familia y de homenaje póstumo.