RADIOGRAFÍA DE ARAGÓN

"El Pabellón Puente es bonito y potente pero parece un ejercicio de nuevo rico"

Tiene muy claro que de esta crisis se deben aprender muchas lecciones y que para salir de ella hace falta dejar a un lado el individualismo imperante en la sociedad

Pérez Latorre, en la obra de ampliación del Museo Pablo Serrano, que prevé acabar la próxima primavera.
"El Pabellón Puente es bonito y potente pero parece un ejercicio de nuevo rico"
CARLOS MONCÍN

¿Los aragoneses tenemos capacidad como sociedad para superar esta situación?

 

Sí, no somos para nada distintos del resto. Otra cosa es sobre qué base podemos apoyarnos. Si hablamos de economía, se tiene que basar en el tejido productivo, el elemento transformador. Tenemos que encontrar nuestra propia vía.

 

¿Atisba alguna?

 

Los economistas, que son los especialistas, solo son capaces de explicar las cosas cuando han ocurrido. Los demás no tenemos otra vía más que el trabajo y el esfuerzo. No hay más política que esa. Hemos pasado de la sociedad del bienestar a la de la incertidumbre, y no hay más posibilidad y solución que el esfuerzo personal. Para salir adelante hace falta la cultura del esfuerzo, que pertenece a todos. No es patrimonio de las derechas, porque quien iba a jugar a las cartas a Biarritz no era la izquierda.

 

El recorte de Opel acaba con el monocultivo del automóvil y la logística tiene sus limitaciones. ¿En qué sector productivo está el futuro de Aragón?

 

La Opel vino a este país porque los salarios eran más bajos, había una cierta formación y una adecuada ubicación. ¿Por qué se ha ido ahora la producción textil a China? Porque el mercado establece que si la camiseta vale la mitad que otra, la compras. Voy a explicarle un caso de una obra importante que hice: tenía que poner un elemento mecánico y quería encargarlo a una empresa zaragozana. Pero resultaba que había una diferencia de coste de casi del 40% con otra radicada en Madrid, que mandaba construir las estructuras en China. Esa contradicción ocurre a diario.

 

Al final, el mercado lo guía todo, también en Aragón.

 

Este es un problema. El crecimiento no puede ser infinito. Hay que replantearse las bases de todo.

 

¿Cuánto tiempo costará?

 

El problema es complejo porque no es cómo tiramos para adelante, sino cómo resolvemos lo que hemos dejado atrás.

 

¿A qué se refiere?

 

Por ejemplo, al mercado hipotecario. La gente se ha endeudado sin pensar el tiempo que necesita emplear para pagar un piso de cien millones de pesetas. El problema es que lo bancos se han comportado, aunque la expresión sea muy bestia, como camellos: han sembrado todo de papelinas y ahora se las han quitado a todos. Hay una responsabilidad compartida. El problema es que vivimos en una sociedad insolidaria en la que se tiene que elegir constantemente. Y elegir requiere formación.

 

Pero tenemos la generación mejor formada.

 

No es del todo cierto, porque una cosa es moverte a nivel estadístico y otra es la capacidad de análisis. Y para ello se necesita formación desde la reflexión a través de la lectura y la observación los acontecimientos.

 

¿La actual coyuntura política, con PSOE y PAR enfrentados, puede retrasar la solución?

 

Si esa coalición ha dado estabilidad y ha permitido centrar muchas cosas parece absurdo que al final de una legislatura se peguen de tortas para posicionarse no se sabe donde. Los políticos nunca deben gobernar con las vísceras, porque entonces lo único que administran bien es el rencor.

 

¿Qué papel debe jugar los grandes partidos?

 

El gobernante debe moverse en el ejemplo. No hay cosa más patética cuando cambia un Gobierno que todo lo que había no vale.

 

La crispación no para de crecer. ¿Urge un gran pacto de Estado?

 

Claro que tendrían que hacerlo con la que se está cayendo. Pero creo que no va a ser posible, porque los que están en la oposición se creen que los desalojaron del Gobierno.

 

¿Qué pasa en Aragón para que una alcaldesa imputada por 11 delitos, nada más salir en libertad bajo fianza, vuelva a la Alcaldía?

 

En Aragón, no, en La Muela. Pongamos las cosas en su sitio. Esa señora ha sido elegida y sus ciudadanos son los que con sus votos la tienen que sacar de allí.

 

¿Simboliza una crisis de valores?

 

No. Lo que le pasa a la alcaldesa de La Muela le pasa al presidente de la Diputación de Castellón. Y ha pasado en Andalucía. Las estructuras democráticas son garantistas y, por lo tanto, contemplan derechos que a veces son malos y a veces, buenos.

 

Está rehabilitando la estación de Canfranc, un símbolo del desarrollo de Aragón. ¿Aragón necesita nuevas referencias?

 

En Aragón solo hay tres mitos, y son intocables: la Virgen del Pilar, el Ebro y la estación de Canfranc. Canfranc es un mito por la necesidad de traspasar nuestras fronteras y un símbolo del progreso industrial.

 

Por eso quería preguntarle.

 

El primer escrito de la Real Sociedad de Amigos del País, de mil ochocientos y pico, habla de la necesidad de ese paso de los Pirineos para no tener que pagar el peaje exigido por otras comunidades, que encarecían nuestro trigo. Canfranc explica muy bien nuestro problema, cómo salir al exterior y relacionarnos. Se propone ahora ese túnel de baja cota porque los europeos sabemos que los pasos de Hendaya y Port Bou están copados. Si no intentamos ese paso, lo harán los catalanes porque la solidaridad en este país no existe. Las autonomías y la globalización ha reforzado la individualización.

 

¿Zaragoza aprovechó la Expo para reinventarse?

 

Parece que iban a cambiar algunos elementos, pero no ha surgido ninguno con la potencia del Pilar, del que no reniego. Ha habido cosas importantes, como la reivindicación del río. En algunas cosas ha cumplido sus expectativas, pero no en arquitectura. La sociedad civil no ha sabido construir un símbolo que explicara la ciudad nueva. Es una pena.

 

Se intentó que el Pabellón Puente fuera un hito, pero no parece que se haya logrado.

 

Era muy difícil. Ese edificio situado sobre el río está muy mal colocado. Un puente siempre es la continuidad de un camino, y el Pabellón Puente va de nada a nada. Parece un ejercicio de nuevo rico. Le puedo poner un ejemplo: he podido hacer mejor o peor el Auditorio, pero si se convierte en referencia es por la gestión. ¿Quién hace importante el edificio? Las orquestas. El edificio de la arquitecta iraní es bonito y potente, pero el problema es que no puedes poner un museo con las debidas condiciones de seguridad. ¿Quién te va a ceder un Goya con el riesgo de inundación y los niveles de humedad? ¿Un restaurante? Si no te van a dejar romper el edificio para abrir ventanas. Lo mejor que se podría poner es el rastro, porque generaría un camino.

 

Ha sido no pocas veces centro de agrias polémicas. ¿Somos cainitas en Aragón?

 

Si pensara eso me tendría que haber tirado por la ventana. Te va a parecer una contestación chulesca, pero casi he agradecido esa discusión brutal sobre mi trabajo porque me ha permitido cerrarme y seguir reflexionando. Si esto hubiera sido un país edulcorado, donde los medios me hubieran entronizado, habría sido un gilipollas absoluto. Lo he pasado mal, pero sigo haciendo proyectos y no tengo ningún recuerdo malo. De verdad.