CABALGATAS

Miles de niños dan la bienvenida a los Reyes

Sus Majestades cumplieron ayer por la tarde con una de sus citas más esperadas. Antes de empezar la larga noche, saludaron desde suscarrozas a todos los que se acercaron a verlos.

Los niños y sus familiares esperaron para saludar a Sus Majestades.
Miles de niños dan la bienvenida a los Reyes
JOSÉ MIGUEL MARCO

La noche más mágica del año llegó ayer a las ciudades aragonesas. Sobre las 18.00 las prisas y los nervios de última hora hicieron un alto en el camino para dar paso a las carrozas de ensueño, las lluvias de caramelos y las caras boquiabiertas. Aunque la noche se presumía laboriosa, Sus Majestades ofrecieron a todos los que se acercaron a verlos un adelanto. Para los más pequeños: la ilusión de saludarlos; para los mayores: la creencia de que, a veces, la magia es posible.

Zaragoza

Tras un majestuoso aterrizaje, los Reyes se trasladaron del aeropuerto de Zaragoza al colegio Joaquín Costa. Allí cientos de niños les esperaban desde hacía rato sentados en el suelo mientras intentaban contener los nervios. "Mamá, ¿salen ya?", preguntaba un pequeño impaciente. Algunos, se llevaron sillas de plástico para amenizar la espera. Otros, una escalera.

Fue el caso de los pequeños Alba y Jesús, de 5 años, que esperaban sentados en el escalón más alto. "Es el segundo años que venimos con la escalera", explicó su madre. "Eso sí, nos ponemos detrás de todos para no molestar", añadió.

Unos minutos después de las 18.00, el sonido de un 'gong' marcó el inicio del desfile. De repente, las calles de Zaragoza se difuminaron y dieron paso a un mundo digno de 'Las Mil y una noches'. Hombres que escupían fuego, astrónomos que cazaban estrellas y un genio intentando escapar de una lámpara mágica eran algunos de los personajes que acompañaban al primero de los Reyes.

Con Gaspar llegaron bailarines y guerreros europeos y Baltasar estuvo acompañado por representantes de todos los pueblos africanos. Tampoco faltaron los carteros reales que recogieron las últimas cartas para que ningún niño se quedase sin regalos. Iona, de 3 años, todavía no había podido enviar la suya. Ayer resolvió el problema. "¿A qué rey se la mandas?", le preguntó el cartero. "A Gaspar", contestó con seguridad. No quería que su rey favorito se olvidase de sus regalos: "Un bebé, un carro y una nena".

Algunos niños andaban un poco más despistados. "¿No hay renos?", preguntó Fernando a su madre. Este pequeño vio la cabalgata desde un balcón de la plaza de España. María, de 8 años, estaba con él. "Lo que más me ha gustado han sido los cazadores de estrellas. Hacían como que se las comían y luego, volvían a aparecer", aseguró.

Ayer, María no tenía muy claro si hoy cuando despertase su salón estaría lleno de regalos o no. "No he pedido nada. En la carta les he puesto que me traigan lo que quieran. Y también, que le traigan algo a todos los niños", explicó. Aunque esta pequeña confesó que si tenía algún regalo se pondría muy contenta.

 

huesca

La magia y la fantasía ayudaron a que los Reyes Magos llegaran ayer a la capital oscense y recorrieran sus calles rodeados de miles de personas, a pesar del frío de la tarde. Aparecieron entre duendes, angelitos y árboles de Navidad, y acompañados también por algunos de los jugadores de la SD Huesca, que este año viajaban por primera vez en coches del Club de Vehículos Históricos.

"Nos duele la tripita", le decían las hermanas María y Marta Clemente, de 3 y casi 2 años respectivamente, a su madre. Aguardaban ansiosas la llegada de Baltasar, su favorito. La mayor confesó que le había pedido "la casita de la Barbie y el señor Potato". Cuando Sus Majestades llegaron al edificio del Casino, los más pequeños, subidos la mayoría en los hombros de sus padres, saltaron de alegría y emoción. Melchor, Gaspar y Baltasar entregaron sus presentes al Niño Jesús antes de subir al balcón del Casino para dirigirse al público.

El color y la música dieron paso al discurso del rey de la barba blanca, quien aseguró a los oscenses que este año Baltasar no había traído casi carbón. Con unos síes muy rotundos y sonoros, los pequeños renovaron sus promesas de portarse bien en este año 2010, en el que los de Oriente les pidieron que fuesen solidarios.

 

teruel

El mal tiempo no impidió que los Reyes Magos de Oriente y las trece carrozas de su comitiva salieran a las calles de Teruel, después de llegar a la ciudad a través del ascensor de la plaza de San Juan, una de las novedades de este año. Cientos de niños esperaron con ansiedad el paso de la cabalgata por los barrios del Ensanche y de San León y por unas pocas calles del Casco Histórico. No pudieron, sin embargo, visitar el Belén viviente de la plaza de la Catedral. Las lluvias convirtieron en un barrizal el suelo del poblado judío y hubo que desalojar a los animales y a los artesanos que recreaban el modo de vida de la época. Como consecuencia, Melchor, Gaspar y Baltasar tuvieron que recibir a los niños de Teruel en un trono acondicionado en el palacio de congresos, en lugar de en el Belén viviente como es tradicional.

A las 18.00, y tras el respiro que dio la lluvia, la comitiva real salió de los aledaños del nuevo centro de salud del Ensanche, cargada de buenos deseos y de regalos. Aunque con charcos y el pavimento mojado, los más pequeños no tuvieron inconveniente en recoger del suelo los 2.600 kilos de caramelos y 12.000 juguetes que arrojaron los Reyes de Oriente y sus pajes desde las carrozas, engalanadas con vistosos colores y motivos relativos a la literatura infantil, a la mitología y al patrimonio turolense. La reproducción de una torre mudéjar dominaba una de estas carrozas, repleta de niños ataviados con atuendos navideños.

El desfile estuvo este año animado por los grupos de teatro locales T de Teatro y Albishara y por el de música Alarifes de San Martín, quienes iban desarrollando espectáculos itinerantes a lo largo del recorrido de la cabalgata. Personajes medievales repartían caramelos, mientras que un dragón bailaba al compás de los tambores y gaitas. No faltaron payasos y la mascota de los comerciantes del Ensanche, un dinosaurio-dragón.

A partir de las 21.00, el centro neurálgico de la ilusión se trasladó al palacio de congresos, en donde grandes colas de niños esperaban hablar con sus reyes favoritos.