Terminó el pasado curso hablando de la falta de financiación, pero este lo comienza con la vista puesta en otro objetivo: conseguir ser un campus de excelencia. ¿Qué ha ocurrido este verano para este cambio de discurso?

No ha sucedido nada. En estos momentos no hay negociación con la DGA en materia de financiación. Y no lo planteo como queja, entiendo que obedece a una cuestión de agenda política.

Usted avanzó hace unos meses que si no recibían más fondos de la DGA se acabaría 2009 con déficit. ¿Será así?

Estamos en una situación muy ajustada y habrá que esperar a final de año para ver qué pasa. Todo dependerá de las pequeñas modificaciones en el capítulo de ingresos, que pueden hacer que lleguemos o no a cubrir los gastos de diciembre.

Este es el último curso antes de la implantación completa de Bolonia y aún quedan carreras por adaptar. ¿Se llegará a tiempo?

Por supuesto. En octubre aprobaremos los planes de estudios pendientes y estarán listos para 2010.

Parece que hay algunas titulaciones como Administración y Dirección de Empresas que están atascadas.

Esa en concreto está resultando difícil de adaptar porque debe crearse un grado de 4 años en el que convergen una titulación de 5 y una diplomatura de 3. Pero se está trabajando.

Además de Bolonia, su equipo se enfrenta a otro reto a corto plazo: conseguir entrar en la lista de las 10 mejores universidades que elabora el Gobierno central. ¿Cuáles son los puntos fuertes de la candidatura aragonesa?

Los ejes estratégicos son la territorialidad -es la universidad pública española que sirve a más territorio y está muy vinculada a él-, la sostenibilidad -energética, social, en la construcción de edificios...- y la internacionalización.

¿Qué posibilidades reales tiene de ganar?

Estamos en el límite. Los ránquins nacionales nos sitúan como la 9 o la 12 mejor universidad española, según el año. Así que en esta convocatoria estaremos más o menos en esos puestos. De todas maneras, si no lo conseguimos, trabajaremos igual para alcanzar nuestros objetivos. Y lo volveríamos a intentar en próximas convocatorias.

Convertirse en uno de esos 10 campus de excelencia supondría una inyección económica por parte del Ministerio. ¿Se sabe qué cantidad se recibiría?

Aún no se conoce, pero, además del dinero, que siempre se necesita, ser elegidos supondría un empujón moral para la Universidad.

Pero ustedes sí han hecho un cálculo de cuánto costaría crear un campus de excelencia.

Hemos estimado que realizar todos nuestros objetivos -de aquí a 2015- costaría unos 170 millones de euros. Esperamos poder concienciar a las Administraciones y a la clase política de que invertir en investigación supone progreso y futuro.

Pues eso será complicado con el previsible recorte de fondos para investigación que prevé el Gobierno central...

En este tema soy claro: no se puede ser favorable a la investigación con palabras y desfavorable con los actos. Esto es incoherente.

La investigación podría sufrir también cambios si finalmente Iglesias cambia su Ejecutivo y el departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad se disgrega para pasar a formar parte de otras consejerías.

Me remito a lo que ya comenté en las Cortes cuando se me preguntó qué me parecía que Zapatero cambiara los ministerios y diera a uno competencias en universidad y a otro en ciencia e innovación. Entonces dije que me parecía desacertado.

Y en Aragón, ¿lo sería también?

Me parecería preocupante y un error separar la investigación de la universidad, sobre todo teniendo en cuenta que las dos terceras partes de la investigación de la Comunidad sale de nuestra institución.

Se estrena curso, pero no instalaciones. ¿Cuánto tendrán que esperar centros como Educación para ver su nuevo edificio?

Antes de fin de año se colocará la primera piedra de la nueva facultad de Educación. Y este año se actuará también en Bellas Artes, en Teruel. Del resto -Filosofía, Odontología. Arquitectura...- no nos olvidamos. Atenderemos las necesidades que podamos.