Los vecinos de Castellote no frecuentan la zona, que consideran muy peligrosa

En la central del embalse murió ahogado un hombre hace 25 años y unos jóvenes tuvieron serios problemas para salir del agua el verano pasado.

Las aguas de la central del pantano, como se denomina en Castellote a la zona donde ayer se ahogaron los tres miembros de una misma familia, son peligrosas. Eso lo saben muy bien los vecinos del lugar.

El salto de agua que alimenta la pequeña central eléctrica, bajo la presa del embalse de Santolea, descarga tres metros cúbicos por segundo, una cantidad que genera amenazadores remolinos en lo que aparentemente, sin embargo, parece un tranquilo tramo del río Guadalope.

Esta poza, en la que muchas personas de Castellote han aprendido a nadar antes de que la cascada del embalse la convirtiera en un espacio inseguro, ha dado más de un susto. El verano pasado, sin ir más lejos, un grupo de jóvenes tuvieron serios problemas para poder salir de la espiral de las aguas, según asegura el alcalde de Castellote, Ramón Millán. Y hace 25 años, un hombre extranjero murió en las profundidades de este mismo tamo de río. En el pueblo todavía se recuerda el suceso.

El alcalde explica que la central del pantano no es un lugar frecuentado por bañistas. Los incidentes ocurridos a lo largo de los años han alertado a la población, que evita desplazarse a este paraje para tomar sus baños.

Desgraciadamente, los pantanos se han convertido en más de una ocasión en trampas mortales para las personas. Una mujer marroquí, de 31 años de edad, murió la semana pasada en el embalse de Calanda. El coche en el que viajaba de copiloto se salió de la vía, tras lo cual se precipitó por un barranco a sus aguas. El conductor, un hombre de su misma nacionalidad, de 40 años, pudo salir del vehículo y ser rescatado con vida.

En la provincia de Teruel también, en el pantano del Arquillo, murió ahogado en 2006 un joven de 22 años, mientras se bañaba con un grupo de amigos. La localización del cadáver se prolongó durante seis días.

El suceso más reciente, aunque en este caso se produjo en la provincia de Ciudad Real, tuvo lugar el pasado sábado, en el que una niña de dos años de origen rumano falleció en la cola del pantano de Peñarroya, entre las localidades de Ruidera y Argamasilla de Alba, cuando se precipitó al agua el coche en el que se encontraba.

Cruz Roja ha alertado del peligro que entrañan los baños en piscinas, pantanos o en el mar durante el verano. De hecho, un total de 822 personas han sido rescatadas por esta institución en lo que va de verano en riesgo inminenente de ahogamiento. Y 547 bañistas, de entre las más de 32.000 intervenciones sanitarias llevadas a cabo en este periodo, han sido evacuados a centros hospitalarios.

Desde la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes, DIA, se ha recordado que cada año mueren ahogados en España entre 120 y 150 niños en playas, piscinas, ríos y embalses, y se ha hecho un llamamiento para extremar las precauciones durante el verano. Un 77% de los fallecidos fueron perdidos de vista tan solo cinco minutos o menos, antes de encontrarlos flotando en el agua.