SUPONE EL 20% DE LA POBLACIÓN

Los ríos de la cuenca aún reciben los vertidos sin depurar de más de un millón de personas

La contaminación de origen urbano e industrial sigue siendo un problema "significativo". Los cauces con más presión son el propio Ebro, el Gállego, el Cinca y el Zadorra.

Los ríos de la demarcación hidrográfica del Ebro todavía reciben los vertidos sin depurar de 1.250.000 habitantes. A pesar del gran esfuerzo realizado en los últimos años por las distintas administraciones, en la cuenca aún queda un 20% de población que no trata sus aguas residuales, aunque con las depuradoras en construcción o ya adjudicadas ese porcentaje se reducirá al 12% -unas 750.000 personas-.


Estos datos vienen recogidos en el documento preparatorio del nuevo Plan Hidrológico del Ebro elaborado por la Confederación. El esquema de temas importantes del futuro plan de cuenca añade, no obstante, que la contaminación que más está deteriorando la calidad de las aguas es la de origen industrial. La CHE subraya, por tanto, que en la demarcación los vertidos urbanos e industriales siguen siendo un problema "significativo" tanto para los cauces superficiales como para los acuíferos subterráneos.


La falta de depuración, unida al escaso caudal de los ríos en determinadas épocas y al vertido de otros contaminantes como los plaguicidas, suele generar problemas de calidad que en ocasiones provocan mortandades de peces. Según la Confederación, los cauces que más sufren esta contaminación puntual -la difusa es la que causan sobre todo la agricultura y la ganadería- son el río Zadorra aguas abajo de Vitoria, el Gállego a partir de Sabiñánigo, el Cinca aguas abajo de Monzón y el propio Ebro aguas abajo de Miranda, Zaragoza y Flix.


Sobre los vertidos urbanos, el documento preparatorio del nuevo plan de cuenca expone que, actualmente, el 80% de los habitantes de la demarcación del Ebro cuentan con depuración de aguas residuales. El 20% restante vierte a los ríos una carga contaminante equivalente a la de 1.250.000 habitantes -cifra que además de la población real tiene en cuenta la contaminación que generan sus actividades económicas-.


La Confederación destaca que dentro de ese 20% todavía hay municipios de más de 2.000 habitantes equivalentes, lo que incumple los plazos marcados por Europa para que ese tipo de aglomeraciones traten sus vertidos -deberían haberlo hecho para el 31 de diciembre de 2001-.


En cuanto a las localidades pequeñas, el esquema de temas importantes de la cuenca reconoce "las dificultades" que conlleva extender la depuración "a un precio razonable" a las zonas con baja densidad de población y gran dispersión geográfica. Esos condicionantes hacen que la carga contaminante vertida directamente a los ríos dentro de la Red Natura 2000 -zonas ZEPA y LIC- equivalga a la de 175.000 personas.


Los problemas en el Pirineo


La Confederación también hace referencia a los problemas causados por la falta de depuración en los núcleos pirenaicos, especialmente en los de la provincia de Huesca. El organismo de cuenca destaca que en las cabeceras de ríos de montaña como el Aragón, el Gállego, el Ésera y el Segre existe una presión turística "significativa" relacionada con el esquí y también con las vacaciones estivales que puede comprometer el buen estado de las aguas.


En el caso de los cauces aragoneses, el problema es que el Ministerio de Medio Ambiente solo ha construido dos de las más de 20 depuradoras que debería haber puesto en marcha en la Jacetania, el Alto Gállego, el Sobrarbe y la Ribagorza. Eso ha llevado a que en la actualidad los ríos pirenaicos de la comunidad soporten una carga contaminante de más de 121.000 personas, según los datos de Instituto Aragonés del Agua. Finalmente, será la DGA quien construya las depuradoras con fondos del Ministerio.