EDITORIAL

Los libros de texto

La crisis ha puesto en cuestión no solo la oportunidad sino también la equidad de ayudas universales, como el cheque bebé o los libros de texto gratuitos. En el caso de los libros de texto, los diez millones de euros que costean los libros de todos los escolares aragoneses podrían destinarse a otras necesidades educativas de quienes realmente lo necesitan. Las Cortes dieron ayer un paso en este sentido, al aprobar la revisión de la medida para rentas superiores a los 53.000 euros para el curso 2011-12

MIENTRAS una familia debe rozar los parámetros de beneficencia para acceder a ayudas de comedor, los libros son gratis para todos, sea cual sea la renta familiar. Este contrasentido, denunciado por pedagogos y sindicatos de la enseñanza hace tiempo, se ha manifestado con nitidez en momentos de ajuste. El paso dado ayer, por el que las Cortes instan a revisar los criterios de gratuidad para que las familias con rentas superiores a 53.407 euros anuales no se beneficien de la misma, habrá de concretarse. El PP va más allá y propone que se supriman sin límite de renta, de modo que se den ayudas en función de la necesidad real. Con la oposición frontal de Fapar, los sindicatos de profesores coinciden en que la crisis no se pague con recursos para enseñanza y que el programa de gratuidad de libros puede ser prescindible. El fin de la abundancia obliga a establecer prioridades. Las ayudas universales se manifiestan sin sentido cuando hay que efectuar un duro ajuste. La enseñanza de calidad requiere inversiones seguramente más necesarias que los libros gratuitos. Revisar el sistema será complicado, pero la comodidad no es excusa para eludir un cambio necesario.