SOLEDAD PUÉRTOLAS

"A Aragón le interesa la literatura"

La escritora zaragozana, que entró el pasado domingo en la Real Academia Española, explica sus objetivos como titular del sillón 'g', descubre que tiene ya casi terminada una nueva novela y habla de su relación con Aragón.

Soledad Puértolas, en la biblioteca de la Real Academia.
"A Aragón le interesa la literatura"
ENRIQUE CIDONCHA

Mujer, novelista y además aragonesa. No tiene el perfil más común de la Real Academia Española.

Aragoneses sí que ha habido, e importantes. Estuvo Fernando Lázaro Carreter y están ahora José Luis Borau y Antonio Mingote. Efectivamente, lo de narradora no es tan habitual y lo de mujer es más inhabitual todavía. Ya sabemos que todas las instituciones de importancia son resistentes a ser porosas, a la consideración de igualdad entre una mujer y el hombre. Es una cosa lenta? pero ahí está, va evolucionando.

¿Cómo vivió y qué sintió el pasado domingo con la lectura del discurso ante todos los académicos?

Da respeto, pero es algo que tienes que hacer y que cuenta con unas instrucciones muy claras, así que está todo muy medido. Había puesto mucho en el discurso. Creo que asisten las musas, o los ángeles, porque conseguí olvidarme bastante del contexto y centrarme en la lectura.

¿Se ha puesto algún objetivo en su nueva tarea en la Academia o afrontará lo que vaya surgiendo? ¿se involucrará en el día a día?

No sé cuál será mi tarea concreta. Todo es nuevo. Sé que efectivamente hay comisiones de trabajo y que en ellas se discute sobre las palabras. No tengo más que el objetivo de discutir con toda la franqueza que pueda. El objetivo es discutir sobre la lengua. Creo que la participación en esas sesiones es optativa, porque algunos compañeros me han preguntado si me voy a involucrar. No me planteaba que no se pudiese hacer y desde luego estoy muy interesada en involucrarme. Es mi intención. Vengo muy ilusionada.

¿Han cambiado sus planes al entrar en la Academia?

No, al revés. Se han enriquecido. Es una novedad. Que venga aquí a debatir sobre las palabras... es muy atractivo. Ha supuesto un aliciente en mi vida.

Comentó tras leer el discurso que le gustaría centrarse más en la tarea de fijar que en la de innovar con nuevos términos.

La lengua tiene ya muchas posibilidades. No se me ocurre de repente ninguna palabra que sienta que falta en el diccionario. Sí buscar en lo que hay. Indagar en ella.

Entonces, ¿ninguna queja hacia el Diccionario?

Bueno, quejas tengo. Siempre tengo quejas con las definiciones. Matizaría muchas de ellas. No es el momento de decirlo, pero sí. Quejas hay y debe haberlas.

¿Tiene alguna palabra aragonesa en concreto que no la vea bien definida?

No lo he estudiado, pero sí comentaba con José Luis Borau que hay una palabra aragonesa muy bonita que es "zampón", que es el que come mucho. Quizá habría que darle una vuelta. Es una palabra muy graciosa.

Usted es uno de los principales referentes entre los escritores aragoneses. ¿Cómo ve el momento actual?

Es un buen momento. Hay muchísimos narradores, hay una gama generacional muy interesante. Poniendo por edad primero a Javier Tomeo, luego estoy yo y hay un numeroso grupo de narradores más jóvenes muy interesantes. Aragón demuestra que la literatura le interesa.

Aragón tenía en proyecto crear un Espacio Goya, pero lo ha pospuesto entre otras cuestiones por problemas de presupuesto. ¿Cree que esta Comunidad cuida suficientemente sus referentes?

No, y no conozco exactamente el detalle del proyecto paralizado. Sí hay un edificio, el Rincón de Goya, que merece que se trate como el referente que es. Ese pabellón de García Mercadal es una maravilla. Es de los grandes edificios racionalistas. Siempre pienso que está algo abandonado. Eso no puede ser.

Otro edificio parado es el Teatro Fleta, con una reforma proyectada que nunca se llega a acometer.

Somos un país muy desastrado. Son hitos muy cercanos, de nuestra historia reciente, y no somos capaces de mantenerlos.

De su niñez en Zaragoza a su entrada en la Academia, ¿se le ha hecho el camino muy largo?

Bueno, no ha sido un camino hasta aquí, hasta la Academia. Nunca me lo planteé. Se ha cruzado. No veo una coherencia en mi camino. Simplemente me ha gustado mucho escribir. Cada novela o cada libro han sido un reto distinto, han supuesto un aliciente fundamental en mi vida. Pero bueno, aquí estoy. Y tengo cierta sensación de asombro. Yo misma me pregunto qué hago aquí. Me observo con cierta distancia y me siento sorprendida.

Vivió en Zaragoza su infancia y adolescencia. ¿Qué recuerda de ese periodo?

Tengo dos sensaciones totalmente diferentes. Invierno y verano. El invierno es el colegio. Es el frío, el viento, la casa familiar, que estaba en el centro de Zaragoza. Bajar a casa de la abuela... Una sensación de interiores, pasillos y colegio. Todo cerrado. Y el verano es el calor, íbamos al Club de Tenis, lo teníamos cerca de casa. Era un lugar rarísimo, porque estaba destartalado, pero se estaba bien. Tenía un prestigio social. Ahí pasábamos el día. Era un ambiente muy distinto. Era un contraste tremendo entre el verano y el invierno.

Después ha ido y vuelto a Aragón frecuentemente.

Sí, mucho, mantengo los vínculos, entre otros con mis amigas del colegio. Y todo ya es muy distinto. Aragón y Zaragoza han cambiado mucho. Ya no tienen nada que ver.

¿Para bien o para mal?

Para bien. La ciudad ahora es mucho más abierta, todo se ha mezclado. Ha cambiado toda la sociedad española, que era muy cerrada y clasista. Muy opresiva. Zaragoza es una ciudad abierta, en la que se respira. Igual que Aragón.

Su discurso de entrada en la Academia lo centró en El Quijote. Sigue siendo de lectura obligatoria en los colegios, pero, ¿quizá falta aún que la gente conecte con él?

Sí. Es un tema difícil, no tendría claro darlo como lectura obligatoria en el colegio. A veces, con las mejores intenciones, conseguimos desanimar a los jóvenes. Es una lectura difícil, de madurez, que exige una preparación. El Quijote está escrito desde la amargura, desde el dolor. También desde el orgullo de la lengua. Y eso son conceptos que con determinada edad igual no acaban de asimilarse todo lo bien que debieran.

¿En qué proyecto está trabajando ahora?

Estoy con una novela. En realidad la he terminado ya, pero quiero que repose y darle ese toque especial. Creo que voy a esperar a Navidades. Toca asentarse un poco. Las Navidades son muy perturbadoras y es mejor esperar a que pasen. Luego ya me centraré.

¿Se puede adelantar algo?

He cogido, por intuición, un personaje que parte de cero. Es un joven, de unos 23 o 24 años, quizá algo más, que tiene un accidente de coche y tiene que partir de cero porque se ha quedado en una situación de importante invalidez. Cambia de vida completamente. Esa sensación de volver a empezar está presente en la vida de todas las personas. Me sirve como referencia de muchas sensaciones que tengo.

¿Quizá en situaciones económicas como la actual la gente se refugia más en la lectura de ficción?

Pues no lo sé. La ficción comercial no es la ficción que se hace preguntas sobre la naturaleza humana. Solo es la que es simple entretenimiento. No creo que los escritores que intentamos bucear en esas preguntas estemos ahora más solicitados que en otros momentos.

¿Qué le parece que Ana María Matute haya sido galardonada con el premio Cervantes?

Es respirar de alivio. Verdaderamente era algo que ya llevábamos años esperando. Ana María es una persona de salud delicada y frágil, muy fuerte a la vez. Sé que es un empujón para ella, que está ilusionadísima. Se lo merece tanto.... solo decir que menos mal, que es una alegría.

El presidente de Aragón dijo que su nombramiento como académica era un orgullo para la Comunidad Autónoma.

Evidentemente, un nombramiento de estas características traslada ilusión para todos. Me siento muy aragonesa y tengo mucho vínculo, así que me alegró especialmente su presencia representando a todos en el acto de la Academia.

De todos los miembros de la Academia, ¿hay alguno con el que sea especialmente agradable poder compartir espacio?

Soy narradora. Admiro muchísimo a los lingüistas, pero los conozco más de los manuales, de las referencias. Los narradores que hay son colegas míos, los conozco muchísimo a todos y me hace especial ilusión trabajar con ellos.