CORRUPCIÓN EN LA MUELA

Los imputados en la trama no se detenían ante nada para lograr sus objetivos

Las conversaciones revelan el entramado que tanto la alcaldesa como el resto tenían montado para lograr sus beneficios

Si las actividades que llevaban a cabo los imputados en la presunta trama de corrupción urbanística de La Muela son delictivas o no lo dirá el juez de La Almunia que instruye el caso. Lo que sí es más que evidente es que todo su afán diario estaba dirigido a conseguir un lucro económico o político, a costa de lo que fuese y de quien fuese.

Los investigadores descubrieron que a los principales protagonistas de toda esta trama, en especial a María Victoria Pinilla, alcaldesa de La Muela, su hijo Víctor, su primo Carmelo Aured, el concejal Juan Carlos Rodrigo y los empresarios Julián de Miguel, José Carlos Fernández Delgado y Francisco Aramburu, no se les ponía por delante ningún obstáculo para lograr sus objetivos.

Que Pinilla necesitaba usar sus influencias para lograr una subvención del Departamento de Industria del Gobierno de Aragón para alumbrado público -algo que estaban echando atrás en muchos pueblos por falta de dinero-, pues enviaba un sms al consejero Arturo Aliaga, compañero suyo del PAR, y la conseguía. Esto ocurrió el 5 de febrero de 2009: "Arturico, mañana presento la solicitud para que me des una subvención para luminarias para La Muela. Espero que no me defraudes. Un beso. Marivi". Respuesta: "Mándame una copia de la primera hoja y como no puede ser de otra manera. Un abrazo. Arturo".

Que Carmelo Aured tenía problemas con Hacienda porque la Agencia Tributaria hizo un registro en su despacho y en el de su contable, pues le explicaba a su asesor cómo le tenía que elaborar las presuntas facturas falsas para presentarlas. "Me tienes que hacer una factura que me sirva en una de las sociedades y mira a ver en concepto de qué me puedes facturar".

Que hacía falta dinero para financiar el equipo de fútbol de La Muela, pues la alcaldesa o el concejal se ponían de acuerdo con un empresario que iba a hacer una obra y se le facturaba por más importe del coste real y el sobrante iba a parar al equipo en forma de aportación privada. Así cree la Policía que Mariví Pinilla lo consiguió de Antonio Fando, gerente de la empresa de aguas NTA: "Te he hecho esta mañana una transferencia a tu cuenta de cien mil euros, lo del fútbol...", le dice la alcaldesa a Fando. Este le responde que al día siguiente le entregará un talón a nombre del club a su secretaria.

"No se va a comer todo la jefa"

Ninguno se quería quedar atrás a la hora de pillar dinero. En ocasión de la posible adjudicación a Comsa de la obra circunvalación de La Muela -algo que al final se frustró porque el Ayuntamiento quería que la empresa madrileña comprase unos terrenos de Centrovía a condición de darles la adjudicación-, el concejal Juan Carlos Rodrigo y el empresario Luis Mariano Montori hablan sin titubeos de lo que tienen que conseguir: "Lo que nosotros tenemos que saber hacer esta vez es la jugada bien hecha", le dice el empresario. El concejal asiente y Montori le dice: "Para qué..., joder, para que nos sepamos llevar una pasta, tío... ya está, ni más ni menos". "A ver cómo lo hacemos", le contesta Juan Carlos Rodrigo. "Bueno, a ver si tienes cojones por lo menos a sacar cien millones de pesetas de esa operación". "Sí, pero cómo", insiste Rodrigo. "Pues ya sabré, ya... haremos como haya que hacerlo tío...pero se pueden sacar", reitera Luis Montori a lo que añade: "No se nos va a comer todo la jefa (en referencia a Mariví Pinilla)".

Mientras se fraguaba la posible concesión a Comsa de la circunvalación, las conversaciones entre el concejal ahora encarcelado, Juan Carlos Rodrigo, y Luis Mariano Montori, también imputado, eran frecuentes e intensas. Así, en febrero de 2009, este último muestra muy poca idea de cómo funciona este mundo empresarial y le pregunta que si es el Gobierno Central quien licita esa obra de 29 millones de euros. Rodrigo le dice que no, que es un préstamo que les da al Ayuntamiento. "¡Ah!, ¿o sea que lo vais a hacer vosotros directamente?" El concejal responde: "Sss, no, desde el Ayuntamiento, si claro, pero tenemos que sacarlo a concurso porque es lo que te dice la ley". "Vale, la ley dice que hay que sacarlo a concurso pero luego vosotros desde allí podréis hacer lo que os pase por los cojones ¿no?", le inquiere Luis Montori. "¡Como el puente, por ejemplo, Luis...!", le grita Rodrigo.

Ese puente es la pasarela sobre la autovía que se subcontrató a las empresas OBH y EDI, de Montori e Isidro del V., también imputado, y por cuya concesión la Policía cree que el concejal recibió un dinero.

"Das más puntos aquí y allá ..."

Para dejarle claro como funciona, Juan Carlos Rodrigo le cuenta que para el puente salieron "cien y la madre" y que, a pesar de que "ellos" eran los más caros, se llevaron la adjudicación. Esto se debió a que, según se cuentan entre ellos, cuando llega el momento de elegir dices: "este porque no me gusta, este por temerario o porque no se qué...". "Vale, pues si es así ya me quedo más tranquilo".

Incluso si surge problemas porque se presenta mucha gente, el concejal le insiste en que no hay problema: "Marivi les dirá a los arquitectos, este me interesa que salga, y entonces ellos (los arquitectos) les darán más puntos aquí, más puntos allá, tocan lo que sea".

En cuanto a comisiones, en una conversación entre la alcaldesa y Julián de Miguel, propietario de Aranade, estos hablan de la circunvalación y la posible compra de Comsa de una parcela de 100.000 metros en Centrovía y al transmitirle que la cosa pintaba bien De Miguel le dice que no es mala noticia. "En los tiempos que corren hay que aprovechar todo y esa es la mejor comisión que puede ahora dejar nadie".

Los diálogos entre Carmelo Aured y el concejal de Infraestructuras de Zaragoza, Antonio Becerril, tampoco tienen desperdicio. El pasado 19 de febrero, Aured le comenta al empresario imputado Vicente R. que le deje el nombre de su empresa con NIF y todo en el buzón para dárselo al día siguiente a Becerril, porque esa semana "empieza la movida gorda", en referencia a poder optar a las obras de la capital aragonesa pagadas con el fondo estatal.