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Los colegios bilingües, en la encrucijada

La falta de un currículo integrado en los centros de francés y alemán, la escasez de materiales o la necesidad de un sistema de evaluación externa son algunas de las carencias que amenazan con rebajar la calidad de uno de los programas más efectivos de los últimos años..

Los colegios públicos bilingües aragoneses han vuelto a estar entre los más demandados este año. El programa estrella de Educación sigue recogiendo sus frutos y nadie discute que las nuevas generaciones deben ser competentes en una de las asignaturas pendientes de sus progenitores: los idiomas. Pocos cuestionan, además, la eficacia de un método que ha cambiado todo el concepto de enseñanza y que no persigue que los alumnos estudien idiomas, sino que los utilicen para hacerlos suyos.

 

No obstante, algunos interrogantes colocan al bilingüismo en la encrucijada, sobre todo en el caso de los centros de francés y alemán, que son los más recientes. Cuánto va a tardar el sistema en extenderse a todos los colegios; cómo se va a organizar la oferta bilingüe en algunos institutos para recibir a las nuevas hornadas o por qué los centros con competencias en francés o alemán no se rigen todavía por criterios totalmente homogéneos en cuanto a objetivos y contenidos (no tienen un currículo integrado) son algunas de las cuestiones que hacen que el profesorado reclame un nuevo enfoque didáctico y organizativo. Falta un sistema de evaluación externa, y la flexibilidad de la que ahora disfrutan estos colegios e institutos tiene una doble cara: ganan en autonomía, pero el nivel de unos y otros amenaza con ser cada vez más relativo, pudiendo generar centros de primera y centros de segunda.

 

Este curso, unos 15.700 alumnos han estudiado dentro de estos programas. A los dos centros que se van a estrenar en septiembre (Valdespartera II y Compromiso de Caspe) hay que sumar 29 colegios y 5 institutos de español-inglés, 18 centros de Infantil y Primaria y 18 IES de español-francés; 2 colegios y 2 IES con programa de bilingüismo español-alemán y 3 concertados con bilingüismo en inglés, además de algunas experiencias en FP y otras experimentales.

 

Para combatir las elevadas ratios de estos equipamientos, sindicatos como CGT han solicitado que haya una convocatoria pública que permita a los colegios más antiguos convertirse en bilingües (todos los nuevos lo son). Aunque Educación reconoce que la meta es aumentar el número de centros con estos programas, de momento anima a los que no los tienen a incorporar una segunda lengua extranjera en 5º y 6º de Primaria. No obstante, no es lo mismo introducir la lengua y su cultura a un niño de 3 años que a uno de 10.

 

¿Autonomía o descoordinación?

Algunas de las preocupaciones más acuciantes se resumen en tres puntos: la falta de homogeneidad en francés y alemán, la escasez de materiales en ambos programas o cómo se van a resolver las necesidades del profesorado: su formación y las nuevas contrataciones.

 

Marie Laure Sudreau está en el bilingüe francés Marie Curie. Defensora a ultranza de este tipo de aprendizaje, reclama algunas mejoras. «Como no hay un currículo integrado en francés y alemán, los centros se organizan un poco como quieren. El sistema establece sesiones, no horas, y esto fija unos mínimos muy difusos. Hay demasiada flexibilidad y eso es un riesgo», concreta. Por eso, por ejemplo en Primaria, pueden variar de un colegio a otro las dotaciones de auxiliares de conversación o las materias que se eligen para el uso de la segunda lengua, y que siempre copan entre el 20% y el 40% del programa.

 

Sobre la falta del currículo integrado en estos dos idiomas, el director general de Política Educativa, Manuel Pinos, asegura que se tiende a lograr un modelo como el inglés, fruto de un convenio entre el Ministerio y el British Council, que está sobradamente evaluado y garantiza la continuidad del método desde Infantil y hasta el fin de Secundaria. No obstante, insiste en que, de momento, se están tendiendo todos los lazos posibles entre colegios e institutos de francés y alemán, para que el alumnado siga su formación en ese idioma o tenga la opción de incorporarse con cursos 'puente'.

 

Además, CC. OO. y CGT, en dos jornadas sobre bilingüismo celebradas recientemente, han hecho hincapié en el incremento de las plazas de nativos -que a su juicio deberían establecerse también en Secundaria-, en la colaboración entre estos y los maestros especialistas y en que el intercambio entre los centros debe ser más fluido y debe incluir el enfoque cultural del país correspondiente.

 

Asociaciones como la de Germanistas de Aragón han ofrecido su ayuda para encontrar nativos o facilitar el trabajo de los alemanes que trabajan en estos centros.

Consensuar materiales

La implicación del profesorado es la clave del éxito de este método. Parte de este esfuerzo se destina a conseguir material. Concha Gaudó, profesora de la sección bilingüe de alemán en el IES Goya, lleva años apostando por un método que cree que ha revolucionado el aprendizaje, aunque insiste en la necesidad de dar más formación al profesorado sobre el espíritu del método y de consensuar materiales. «Los libros fijos no son rentables para las editoriales. Quienes creemos en esto, echamos muchas horas con viajes propios, estudios y consultando libros a través de los que fabricar los materiales», dice.

 

Otros maestros insisten en que la DGA podría apostar por financiar a un grupo de expertos que elaborasen estos materiales y trabajasen en la creación del currículo integrado. También proponen que se den licencias por estudios a los maestros para que puedan elaborar materiales.

 

No obstante, Manuel Pinos insiste en que cada año hay seminarios formativos y cree que muchos profesores rechazarían la imposición de manuales fijos.