SANIDAD

Los casos de anorexia y bulimia en adolescentes se estabilizan, pero aumentan en menores de 14 años

Herencia, prototipos sociales, influencia del grupo de amigos y educación familiar. Estos son algunos de los ingredientes de un cóctel que los adolescentes se beben con ansia y que es decisivo en la aparición de los trastornos de conducta alimentaria como la anorexia, la bulimia o los atracones.


El verano es, además, una época decisiva en la que se detectan hasta un 30% más de casos. Son jóvenes que sienten pánico de su propio cuerpo, son capaces de pasarse todo el verano sin dejarse ver en la piscina y algunos, como los que sufren anorexia, se seguirán viendo gordos hasta cuando su clavícula y los huesos de sus caderas amenacen con rasgar la piel.


En la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico Lozano Blesa -la de referencia para casos de menores y adolescentes- llevan más de tres décadas tratando estas enfermedades psiquiátricas.


Hasta 1979, no vieron más de 3 casos seguidos cada año. Pero el siglo XXI arrancó con los peores datos posibles: a la unidad se derivaban más de cien casos anuales y, en 2005, llegaron a ser 115. Ahora, las cifras parecen haberse estabilizado -el año pasado fueron 83 los nuevos pacientes-, pero también porque está funcionando el diagnóstico precoz. "En Aragón, hay que reconocer que se está haciendo una excelente labor de prevención tanto por los médicos de cabecera como en colegios o ayuntamientos, y eso ayuda mucho", destaca Mariano Velilla, jefe de la sección de Psiquiatría Infanto Juvenil del Hospital Clínico.


El 70% de los casos se desatan a partir de los 14 años, cuando los modelos de referencia o la presión del grupo de iguales es muy fuerte. Por ejemplo, los expertos conocen bien la influencia de las llamadas 'chicas contagiosas', que minan la autoestima del resto, ridiculizando su físico, pero que paradójicamente luego no son las primeras candidatas a enfermar. Como siempre, las chicas son mayoría (suponen el 85%), ya que su propia naturaleza las hace más vulnerables. De hecho, ante cualquier dieta, es significativo cómo se reducen los niveles de serotonina (conocida como hormona del humor) en las mujeres, algo que no sucede con los hombres. También llegan varones, y muchos acaban padeciendo vigorexia, una obsesión por alcanzar un cuerpo cada vez más musculado.


Nuevas preocupaciones

Ahora bien, van surgiendo nuevas realidades que preocupan a los expertos. "Los casos de menores de 14 años suponen un porcentaje relativamente pequeño pero que va creciendo y que tiene unas causas específicas", concreta Velilla. En 1997, trataron en la unidad a 9 chavales de entre 10 y 13 años. El año pasado ya fueron 17, el 20,48% del total. Había niñas de 10 años (4 casos), de 11 (3 casos), de 12 (3 casos) y de 13 (7 casos).


No se sabe qué causa los trastornos de conducta alimentaria, pero hay varios elementos que no fallan nunca. Parece haber un factor de transmisión genética, vinculada al temperamento, que predispone peligrosamente. La herencia, ser mujer y manifestar insatisfacción corporal o perfeccionismo son otros denominadores comunes.


Pero los menores de 14 se ven además fuertemente marcados por el estilo educativo. Suelen pertenecer a familias que hacen dietas, en las que los padres están excesivamente preocupados por el aspecto físico y que presionan a los hijos hacia mayores logros, como si estos nunca cumplieran con las expectativas. La dependencia y la sobreprotección suelen estar a la orden del día. "Muchos padres están obsesionados con mantenerse en forma, corren delante de ellos, miden todo lo que comen... Y eso acaba influyendo", insiste el doctor.


Sobre los problemas que se suelen ver, los casos de anorexia nerviosa siguen siendo muy frecuentes, pero crecen los de pacientes con trastornos de conducta atípicos (es decir, pueden tener algún síntoma de anorexia o bulimia pero no reflejar el cuadro completo de problemas). Además, se ha observado que un notable porcentaje de obesidad infantil está relacionado con estos problemas psiquiátricos, en concreto, con el trastorno por atracón.