RENZO FRATINI

"El litigio de los bienes está politizado y tardará en resolverse dos o tres años"

Sin medias tintas y descubriendo sin disimulos la razón del atasco que impide el retorno a Aragón de los bienes religiosos retenidos en Lérida, el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, explica a HERALDO que el conflicto es hoy de ?naturaleza política?.

El nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, ayer, en el palacio arzobispal de Zaragoza.
"El litigio de los bienes está politizado y tardará en resolverse dos o tres años"
C. M.

Aún habrá que esperar, como mínimo dos o tres años, para que los bienes de la Diócesis de Barbastro-Monzón regresen a sus legítimos propietarios. Ni las repetidas sentencias eclesiásticas favorables a los intereses de las parroquias aragonesas ni el último acuerdo firmado por los obispos de Lérida, Joan Piris; y Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, son suficientes para permitir la devolución de las piezas. El conflicto "está politizado y ha dejado de ser un problema exclusivo de la Iglesia". Así de claro se expresa el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, al explicar la causa última de los repetidos imcumplimientos de las sentencias vaticanas por parte del Obispado de Lérida. "Los políticos tendrán que ayudar para la resolución de este conflicto". El nuncio, que visitó ayer Zaragoza para asistir a la ordenación de cinco nuevos sacerdotes, mostró, pese a todo, su firme convicción en la resolución de un conflicto que "ya dura demasiado".

La buena noticia es que la estrategia vaticana para la devolución existe, aunque pasa por evitar las fricciones y cualquier enfrentamiento político directo con la Generalitat de Cataluña; por ello desde la Nunciatura se apuesta por dar una serie de pasos, fuertemente planificados y enraizados en la diplomacia vaticana, que permitan el ejercicio de una presión constante que fuerce la devolución pero que se alejen de cualquier posible daño reputacional.

Carta de los obispos catalanes

La primera de las medidas consiste en la elaboración de una carta conjunta por parte de todos los obispos catalanes en apoyo a la declaración firmada por Piris y Milián del 27 de octubre de 2010. Este documento de apoyo, sobre el que, tal y como reconoce el propio Fratini, se habló el pasado mes de noviembre en coincidencia con la visita del papa Benedicto XVI a Barcelona, cuenta con serias dificultades para ser suscrito por el conjunto de los obispos catalanes. "Al menos existen dos obispos que han expresado su dificultad para la firma del documento", asegura el nuncio. Pese a los problemas para lograr la rúbrica de todas las diócesis catalanas, Fratini se muestra convencido de que el acuerdo podría alcanzarse este mismo mes de enero o el próximo febrero, en paralelo con alguna de las reuniones que celebra la Conferencia Episcopal. El motivo por el que esta carta de apoyo no habría sido ya suscrita, pese a haber sido solicitada expresamente por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, reside en que "el conjunto de los obispos solicitó un periodo de espera hasta la celebración de las elecciones catalanas".

Con el apoyo de los obispos catalanes, la Nunciatura es plenamente consciente de que su capacidad negociadora y de presión frente a la Generalitat se eleva varios enteros, a la vez que elimina buena parte de la presión que sufre el obispo de Lérida, Joan Piris. El papel y la situación actual por el que atraviesa Piris preocupa especialmente a Fratini, quien entiende que urge que desde Cataluña se mueva y alivie el foco de atención que soporta el obispo por parte de la asociación de Amics del Museo de Lleida y la propia sociedad ilerdense. "El obispo de Lérida -explica el nuncio-no tiene tanta libertad como pudiera parecer. Su libertad es muy limitada".

Con la carta de los obispos firmada y convenientemente publicitada se daría paso a un segundo escalón negociador: el puramente político. Así, tanto la Nunciatura, como la Conferencia Espiscopal, ahora sí firmemente apoyada por el conjunto de los obispos catalanes (al menos sobre el papel), buscarían diferentes vías para desbloquear la negativa del Departamento de Cultura de la Generalitat.

Este tiempo para la negociación política, en cualquier caso, se encuentra abierto desde hace meses, aunque el resultado no ha sido ni mucho menos el esperado. "El propio cardenal Bertone ha mantenido encuentros con José Montilla y María Terera Fernández de la Vega, aunque, desgraciadamente, ninguno de los dos mantiene sus anteriores responsabilidades políticas". "Sí que es cierto -continúa Fratini-, que el nuevo ministro de la Presidencia, Ramón Jaúregui, ha tocado este tema y el Papa sigue convenientemente informado".

Una estrategia negociadora

Bajo este diseño negociador, que abre un lento y pausado tiempo de espera para la sociedad aragonesa, pese a que, tal y como sentencia el nuncio, "jurídicamente no es sostenible" la postura de Lérida, el retorno de los bienes se encuentra mucho más lejos de lo que inicialmente sería deseable y se ha venido trasladando en las últimas semanas. "La politización del problema ha complicado la forma como se ejecuta la sentencia", por lo que la Nunciatura, que cuenta con el mandato del Vaticano de evitar la amplificación del conflicto o su difusión en clave de enfrentamiento entre comunidades autónomas, lanza un mensaje sencillo: "estamos pidiente a los políticos que ayuden a resolver un conflicto que ya dura 15 años".

El nuncio insiste "en la confianza, la buena voluntad y el diálogo entre las partes" para la búsqueda de un acuerdo, pero él mismo se apoya en la declaración conjunta de los obispos Piris y Milián para dejar claro que la propiedad de las piezas "corresponde a las parroquias transferidas a la Diócesis de Barbastro-Monzón. Por lo tanto, las dos diócesis se comprometen a remover los posibles obstáculos jurídicos que se presentasen para su devolución".

Reconocida la propiedad de los bienes aragoneses, desde la Nunciatura se busca la eliminación de los peligros que generaría en la convivencia entre Aragón y Cataluña una interpretación sostenida en una adjudicación de papeles guiada en una imagen de vencedores y vencidos. Es entonces cuando Renzo Fratini apela a la historia compartida que ofrece el arte sacro, pero igualmente mantiene su petición: "Necesitamos que los políticos ayuden para solucionar este litigio".