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Las obras de Canfranc, paradas en verano, esperan un crédito de 30 millones de euros

Las instituciones recurren al ICO para licitar la tercera fase de rehabilitación de la estación como hotel y la construcción de otra para viajeros. Prevén retomar los trabajos en otoño, aunque el resto del proyecto urbanístico se retrasa sine díe. Prevén retomar los trabajos en otoño, aunque el resto del proyecto urbanístico se retrasa sine díe

Las obras de Canfranc, paradas en verano, esperan un crédito de 30 millones de euros
Las obras de Canfranc, paradas en verano, esperan un crédito de 30 millones de euros
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la rehabilitación de la estación del Canfranc, bloqueada desde el pasado verano, depende ahora de un crédito. Las administraciones aragonesas van a solicitar cerca de 30 millones de euros al Instituto de Crédito Oficial (ICO) para licitar la tercera fase de las obras de esta joya arquitectónica ferroviaria y la construcción de una nueva terminal de pasajeros, cuyo proyecto también sigue a la espera desde hace un año.

 

La previsión es retomar los trabajos a lo largo del otoño, tras salvar el otro escollo pendiente, el traslado del material ferroviario histórico acumulado en las naves. Situadas justo detrás de la terminal histórica, se deben echar abajo para levantar la nueva estación.

 

Ambas actuaciones forman parte del proyecto de reconversión urbanística del macrocomplejo ferroviario de Canfranc, que se pretende convertir en una zona residencial con espacios verdes. La propuesta del afamado urbanista Oriol Bohigas se encuentra en un cajón por la crisis económica, al igual que el desarrollo del barrio del AVE. La pretensión era financiar toda la operación, que incluye un museo ferroviario y la recuperación del carretón de Ip como atracción turística, con la construcción de hasta 600 pisos sobre lo que ahora son vías.

 

Ante el parón inmobiliario y la falta de recursos propios, el consorcio público Canfranc 2000 acordó el mes pasado solicitar un préstamo al Instituto de Crédito Oficial (ICO) de cerca de 30 millones para afrontar los dos proyectos más importantes y perentorios. "Ahora no se puede desarrollar el suelo, por lo que hay que esperar a tiempos mejores y recurrir a financiación externa para la última fase de rehabilitación de la estación y la construcción de una nueva. El mercado de la vivienda nos hace ir al ritmo que podemos", subrayó el consejero de Obras Públicas, Alfonso Vicente.

 

Solo en la restauración pendiente de la terminal histórica, de estilo Beaux Arts, se requerirán entre 14 y 15 millones de euros, una cifra que se concretará cuando se disponga del proyecto, que sigue pendiente de licitación.

 

El consorcio Canfranc 2000, constituido por el Gobierno aragonés, el ADIF y el Ayuntamiento, estima que las obras se podrían retomar a lo largo del otoño, ya que la financiación no estará asegurada antes de tres meses y luego habrá que convocar los concursos. "El ICO nos dijo que sí era posible tras una consulta previa, y ahora hay que entregarle toda la documentación para que verifique que se ajusta a las líneas de financiación", detallaron fuentes oficiales.

La intervención más delicada

En esta fase se incluyen las marquesinas (se podrían recuperar las originales diseñadas por Fernando Ramírez de Dampierre y a las que se renunció por presupuesto durante la construcción) y la apertura de una galería de servicios de 3,50 metros de profundidad a lo largo del subsuelo de la terminal. El autor de la rehabilitación, José Manuel Pérez Latorre, aseguró que esta operación tiene una "complejidad técnica importante". De hecho, se alargará cerca de dos años.

 

La terminal se construyó sobre un relleno de cascajo, en parte procedente de la excavación del túnel internacional y que llega a alcanzar los 12 metros de profundidad (potencia de relleno). El edificio, no obstante, descansa sobre una cimentación previa, constituida por una sucesión de pilas de piedra careada unidas con arcos de hormigón en masa. "Forman un acueducto enorme de 250 metros y hay que excavar en esa zona una galería con el riesgo de desmoronamiento", añadió Pérez Latorre.

Cuando finalice esta intervención aún habrá que acometer una cuarta, el propio acondicionamiento de la terminal como hotel de lujo, que correrá a cargo del futuro explotador. Según los planes iniciales, habrá que excavar junto a uno de los extremos del edificio las cocinas y las calderas y en la explanada ferroviaria, un aparcamiento.

 

Al mismo tiempo que se acomete la tercera fase habrá que demoler las dos naves donde se guardan trenes históricos de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y del Tranvía (Azaft), ya que en ese emplazamiento irá la nueva terminal de viajeros. Tras meses de conversaciones, no se ha logrado cerrar un acuerdo sobre su nuevo emplazamiento, ya que todas las opciones se han ido desechando. Pero incluso el traslado no será sencillo, ya que parte del material no está en condiciones de rodar y habrá que sacarlo en camiones. "En Canfranc solo podrá conservarse una parte porque no hay sitio para todo", indicaron las citadas fuentes del consorcio.

 

Las instituciones prevén destinar entre doce y trece millones a la nueva terminal de viajeros (a la misma altura de la histórica) y a la urbanización previa de un nuevo haz de vías que permita a los trenes llegar a su emplazamiento.

 

El resto de la operación urbanística quedará pendiente unos años y su definición aún puede sufrir cambios, como reconoció el consejero de Obras Públicas, quien se mostró abierto a reducir el número de viviendas. La modificación del Plan General sigue pendiente, al igual que la cesión de la titularidad de los terrenos por parte por parte del ADIF.

 

Recreación de los nuevos usos del complejo ferroviario, que se pretende reconvertir en una zona residencial con amplios espacios verdes. De hecho, las vías solo ocuparán 9 de las 22 hectáreas con las que cuenta en la actualidad.