CARRETERAS

Las obras de la autovía siguen paralizadas en esta zona

 La red naranja que marca el trazado de la futura autovía A-23 (Huesca-Jaca) pasa justo por encima de la ladera que se derrumbó. Sin embargo, en estos momentos no se están realizando obras y los desprendimientos se atribuyen a causas naturales. El tramo de la autovía entre el Alto de Monrepós y Caldearenas (12 kilómetros), que coincide solo en parte con la zona del derrumbe, está paralizado. Solo se trabaja más adelante, en la construcción del puente sobre el río Guarga cuya estructura ya estaba preparada y que ahora se está colocando. En el resto del tramo, ya no hay máquinas.

De hecho, algunos de los conductores que salvaron ayer el Monrepós mientras estuvo cortado y pasaron por el antiguo desvío de Caldearenas, pudieron ver a lo lejos un túnel donde solo hay seguridad, pero ningún obrero. Así lo explicaba el alcalde de dicho municipio, Sergio Usieto, que también tuvo que atravesar esta calzada, que se encuentra en muy mal estado debido a los numerosos baches y parches.

Pero no es la única parte del futuro trazado de la autovía A-23 que se ha quedado a medio construir. Desde Huesca, en el tramo entre Nueno y el Congosto del Isuela de 5 kilómetros, después de la paralización generalizada del pasado verano, recientemente se han retomado las obras que se centran ahora en el nudo de conexión de Nueno. Para el alcalde de esta localidad, Guillermo Palacín, está "prácticamente acabado", pero no se ha tocado ni el túnel ni el viaducto.

Para el siguiente tramo entre Congosto de Isuela y Arguis (3,3 km.), el contrato está rescindido, por lo que todavía pasará un tiempo hasta que se licite de nuevo y retomen el ritmo de los trabajos. Con esta previsión, se han suprimido elementos de obra, se ha recuperado el acceso subterráneo a Arguis y se ha reasfaltado la zona. Donde el ritmo se redujo, pero nunca se ha dejado de trabajar, es en el tramo de Arguis hasta el Alto de Monrepós (3,2 km.), donde se construye el centro de control al tiempo que se trabaja en el equipamiento de los túneles. No obstante, no se trabaja "al ritmo deseado", según explica su alcalde, Julián Périz. Después del tramo hasta Lanave, el del embalse de Jabarrella también tiene el contrato rescindido. Las máquinas no se ven hasta cerca de Sabiñánigo. No obstante, recientemente se ha aprobado el estudio para un tramo de la variante de Sabiñánigo (este-oeste).