SISTEMA DE INFORMACIÓN DE MENORES

Las notificaciones de maltrato infantil se duplican

Las negligencias físicas y psíquicas y el abandono son las situaciones de desprotección que más se detectan. Los casos de abusos sexuales y explotación son muy minoritarios.

Humillar a un niño, ignorarle, desatender sus revisiones o alimentarle tan mal que sufra de obesidad o falta de peso. Todo esto es maltrato infantil, pero no solo esto. Las vejaciones, los golpes o los castigos físicos en general suponen su expresión más deplorable. En Aragón, se detectan anualmente 8 casos de desprotección por cada 1.000 niños, una cifra que coincide con la media nacional. Los expertos, no obstante, estiman que esto es solo la punta del iceberg.

Los datos del sistema de Información de Menores de Aragón muestran que en los últimos años se han duplicado las notificaciones de situaciones de este tipo. En concreto, en 2004 fueron 370 y, en 2008 (últimos datos disponibles) 738. El aumento, según los expertos, no responde a un incremento de casos reales, sino a que los profesionales que pueden descubrirlos (médicos, profesores, servicios sociales, etc.) están mejor preparados y hay menos miedo a destapar este tipo de situaciones.

En 2008, la mayoría de los casos fueron negligencias, sobre todo físicas (un 25,3% del total de situaciones de desprotección registradas) y psíquicas (18,3%). Les siguieron el maltrato psicológico (15%), el abandono (13%), la corrupción de menores (8,1%) y el maltrato físico (6,4%).

Los abusos sexuales fueron muy minoritarios (6 casos que supusieron el 0,7% del total), pero el dato quedó empañado por el hecho de que 4 de ellos fueron severos (incestos y violaciones). En 2009, estaban bajo la protección de la DGA por estos y por otros motivos 1.127 menores. La mayoría pemanecieron con sus familias, aunque bajo supervisión. Otros fueron a centros de protección o a familias de acogida.

Nuevos perfiles

Aunque la sociedad avanza, nuevas variables alimentan este vergonzoso ataque a la dignidad de los menores. De hecho, estudios del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) han evidenciado que, aunque la sociedad española ha logrado erradicar casi completamente el maltrato físico como castigo o medio educativo, otras culturas que ahora llegan siguen consintiéndolo. Se estima que cambiar esta realidad costará otros 30 o 40 años.

"La inmigración ha cambiado la percepción del maltrato. Los estudios que hacíamos hace 10 ó 15 años reflejaban un claro predominio de menores de etnia gitana en los centros de protección de la Comunidad. Ahora, un 70% de estos niños son extranjeros, a pesar de que el porcentaje de población inmigrante no es tan elevado dentro de nuestra sociedad", explica Gonzalo Oliván Gonzalvo, médico especialista en Pediatría y responsable de los servicios de Pediatría y Adolescencia del IASS.

Este experto concreta, además, que el maltrato no es exclusivo de ningún estrato social, y que se da en todo tipo de familias. "Los delitos sexuales son los que están más ocultos, pero tal vez el maltrato psicológico sea el más difícil de detectar", explicó. Sobre esto, argumentó que en familias mejor posicionadas a nivel económico y social, también es más fácil tener herramientas con las que ocultar este tipo de maltrato. Entre los más humildes, a veces el problema viene por la desatención alimenticia, de vestuario o higiénica.