EDUCACIÓN

La vuelta al cole que menos gusta

El próximo día 7 de septiembre, miles de niños empezarán el curso escolar en Aragón. Seiscientos de ellos se preparan para estrenar sus libros en una escuela distinta a la que habían elegido sus familias.

Sergio Pablos, frente al colegio Calixto Ariño, donde llevará a su hijo a partir de septiembre.
La vuelta al cole que menos gusta
OLIVER DUCH

Mientras miles de padres preparan las mochilas y los libros ilusionados para el inicio del curso, otros muchos se mentalizan para un primer día de colegio distinto al que habían deseado. Seiscientas familias llevarán a sus hijos el día 7 a un centro que no eligieron como primera opción. Defraudadas, buena parte de ellas volverán a probar suerte en el proceso de escolarización del año que viene y, algunas, incluso, han renunciado a matricular a sus hijos este curso (no es obligatorio hacerlo hasta los 6 años). Otras, resignadas, aceptarán la plaza que les ha dado Educación, pese a que no se ajusta a sus convicciones, porque no han accedido a un centro religioso; a su logística, porque se le ha dado un centro lejano; o a sus expectativas, ya que son muchos a los que la frustración les ha hecho desconfiar del sistema. Estos son algunos casos:

Al final, un centro lejos de casa

Sergio Pablos Gracia pidió plaza para su hijo en los colegios Inmaculada Concepción, Bajo Aragón y Agustín de Gericó de Zaragoza. No entró en ninguno de ellos y le asignaron el Calixto Ariño. "Es un bueno colegio, pero nos obligan a coger el coche o el autobús para llevar al niño a clase porque andando tenemos una media hora.", cuenta este padre que asegura que su caso demuestra que "el criterio de proximidad no ha funcionado". Sergio comenta que ha tenido que pedir en su trabajo un cambio de horario que le permita entrar media hora más tarde para así poder llevar a su hijo al colegio. "Y tendremos también que tirar de abuelos, que afortunadamente tienen salud", añade. Esta familia volverá a probar suerte en el próximo proceso de escolarización. "Queremos llevarlo cerca de casa, sobre todo ahora que esperamos otro hijo", explica Sergio.

Tras la queja, el colegio elegido. Daniela tiene una discapacidad y sus padres eligieron para ella el colegio de educación especial Rincón de Goya porque cumplía los requisitos que demandaban: atención específica para su hija y una ubicación a menos de un kilómetro de su domicilio (que además, está también en la misma zona escolar). La niña quedó empatada a puntos con otros 5 niños. Solo podían entrar 4 y Daniela se quedó fuera. Le asignaron un centro de la carretera de Madrid, muy lejos de la residencia familiar, pese a que en Rincón de Goya se habilitó una plaza más, que se dio a un niño de Paniza, cuenta esta familia. Tras presentar quejas, Educación dio a Daniela una plaza en la escuela deseada. "Lo solucionaron el último día, sin darnos razón de por qué habían cambiado de criterio. Tuvimos que hacer todos los trámites rápido y causar trastornos a la plantilla del colegio, porque algunos trabajadores estaban ya de vacaciones", cuenta Ángel Martínez, padre de la niña. "Hemos conseguido plaza donde queríamos, sí, pero tarde y después de pelear. El problema existe y sigue habiendo gente que se queda fuera de manera injusta", añade.

Esperando hasta el último día

La hija de Ana Luisa N. se quedó sin puesto en los seis colegios solicitados en la zona 5 (Centro-Montecanal) y la enviaron al único del área que sus padres no querían "bajo ningún concepto". "No hemos matriculado a la niña y probaremos suerte fuera de plazo a ver si quedan vacantes libres en alguna escuela que nos convenza y si no lo conseguimos la dejaremos un año más en la guardería", cuenta Ana Luisa.

Los recursos "no sirven de nada"

Francisco pidió plaza para su hijo en el Gascón y Marín como primera opción y en el Tenerías como segunda, pero le mandaron al Santo Domingo, que no está ni en la lista que la familia seleccionó ni en la zona de residencia. Tras una recogida de firmas para pedir que ampliaran aulas y ratios en el Gascón y Marín, un recurso para que Educación les diera una escuela de su zona, una queja ante el Justicia de Aragón y dejar sin matricular al niño, la DGA les concedió otro colegio: el Cantín y Gamboa. "Que tampoco está en la lista que pedimos ni en la zona que vivimos. Los recursos no sirven de nada. Lo que prometen en el proceso de escolarización es un fraude", dice.