INVESTIGACIÓN

Así era el cráneo de Ramiro II el Monje

El equipo de investigación que está estudiando los restos de los Reyes de Aragón emplea técnicas de análisis punteras en el mundo forense, como la 'virtopsia' o autopsia virtual, elaborada a partir de tomografías computerizadas y resonancias magnéticas. Gracias al trabajo de especialistas de la MAZ como Javier Pons o José Aso, se ha podido reconstruir virtualmente el cráneo de Ramiro II el Monje.

cráneo de Ramiro II el Monje
Así era el cráneo de Ramiro II el Monje
JOSÉ ASO

La medicina forense es una disciplina en cambio constante, y la última revolución se llama 'virtopsia', neologismo en el que se ha querido sintetizar el concepto de 'autopsia virtual'.

La técnica, desarrollada hace tan solo unos años por especialistas de la Universidad de Berna, se basa en dos procedimientos ya conocidos, aunque día a día más precisos y detallistas: la tomografía computerizada y la resonancia magnética. Ambos, unidos a los más modernos programas informáticos, permiten algo absolutamente impensable hace unos años: realizar estudios muy minuciosos y complejos sin intervenir lo más mínimo en los restos humanos.

La 'virtopsia' está siendo cada vez más utilizada por los forenses en su trabajo cotidiano. Y se hace indispensable en casos como el de los Reyes de Aragón, con vestigios de alrededor de mil años de antigüedad, y que a menudo no han estado en las mejores condiciones de conservación.

"Los restos se someten a estudio radiológico una sola vez -relata el forense y neurocirujano José Aso-, y a partir de ese momento, una vez procesados por las técnicas de la imagen, se generan una serie de volúmenes que se pueden manejar virtualmente, sin tocar los vestigios originales. Así, si necesitas tomar una medida concreta puedes hacerlo todas las veces que quieras y con una fiabilidad absoluta. Y es que cuando tienes una momia antigua y la quieres estudiar, cada intervención que le hagas seguramente le va a causar daños; si la 'adquieres' volumétricamente, no".

Los más de cuatro mil huesos que forman parte del proyecto han pasado por el aparato de TAC (tomografía axial computerizada) de la MAZ, aunque de momento solo se está realizando la 'virtopsia' a los de los individuos más representativos. Hacerlo con todos es una tarea ingente que excede la capacidad y los objetivos del equipo de investigación.

El trabajo con la nueva técnica está dando sus frutos. Si a Ramiro II el Monje le apodaban 'El Corvo' se debe seguramente a la lesión de columna que sufrió, y que se aprecia con toda claridad en la 'virtopsia'. "En la columna se distingue claramente la fractura vertebral, que se produjo en vida, que se curó, y que seguramente debió afectarle bastante", apunta José Aso.

Los huesos siempre ofrecen valiosa información sobre cada individuo y, de este modo, la medida del fémur sirve para establecer un cálculo casi exacto de la altura real del individuo. (Alfonso I era bastante alto y robusto para su época). Con un TAC del hueso se puede ver el grado de osteoporosis que sufría el individuo analizado. Ahora, la 'virtopsia' se constituye en un instrumento más para médicos, forenses y antropólogos.

El misterio del cráneo trepanado

Con esta técnica se está intentando desentrañar también uno de los pequeños misterios a los que se está enfrentando el proyecto. Uno de los cráneos encontrados en San Juan de la Peña presenta signos de una trepanación en un parietal y, en la parte trasera del cráneo, un inquietante agujero redondo.

"A la trepanación sobrevivió -apunta José Aso-, pero el otro agujero parece la típica herida producida por un proyectil de alta velocidad. Como neurocirujano, si viera esto hoy en día en día pensaría en una herida de bala, porque el interior del cráneo está con el descascarillamiento típico de este tipo de lesión. He pensado en una herida de ballesta, pero...".

"Las trepanaciones eran frecuentes en el Calcolítico (3.500-1.700 antes de Cristo) -señala el antropólogo José Ignacio Lorenzo- pero no tenían función terapéutica. En la Edad Media eran muy raras y, por el contrario, solo se realizaban con funciones curativas. Esta, en concreto, se encuentra en un parietal, en una zona muy delicada porque pasa un arteria muy cerca, y cabe suponer que el individuo a quien se le practicó había sufrido un traumatismo severo y se le intentaba reducir la presión intercraneal. Es tan solo una hipótesis".

Aunque en la Edad Media ya se empleaban sustancias narcóticas en ciertas intervenciones, aquella operación sobrecoge: la trepanación se realizó utilizando formón y martillo.