SALUD

La tasa de anorexia y bulimia en adolescentes se mantiene, pero los ingresos bajan

Los tratamientos ambulatorios consiguen reducir el número de hospitalizaciones a la mitad en los últimos tres añosPaulatino aumento de los menores de 13 años con estos trastornos.

Los ingresos de adolescentes por trastornos de la conducta alimentaria se han reducido a la mitad en los últimos años. Esto ha sido posible gracias a la concienciación, a los programas de prevención y especialmente a los tratamientos ambulatorios, que permiten una atención semanal sin necesidad de llegar a la hospitalización. Sin embargo, no hay que bajar la guardia. A la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del hospital Clínico Universitario Lozano Blesa siguen llegando al año más de 80 nuevos casos de menores de 19 años (o incluso de menos de trece años) que sufren anorexia o bulimia.


En los últimos tres años, se tiende a la estabilización del número de casos, aunque según los expertos, la prevalencia sigue alta, «de forma preocupante», alerta el jefe de sección de Psiquiatría Infanto Juvenil del Clínico, José Mariano Velilla. Son las mujeres las que padecen con más frecuencia estos trastornos alimentarios, aunque se observa un ligero incremento de pacientes varones. De hecho, la nueva moda de «musculares en exceso» -llamada vigorexia- afecta más a 'ellos' conforme van cumpliendo años.


Si bien es cierto que el inicio de estas patologías suelen presentarse a partir de la pubertad, empieza a preocupar el incremento poco a poco de los casos detectados por debajo de los 13 años (incluso en los 9 y 10). Representan ya un 21,2% del total. «Hay que estar alerta porque si el tratamiento comienza pronto responden muy bien, pero si no, puede ir a peor», explica Velilla.


Pero ¿cómo llega un niño o adolescente a desarrollar una enfermedad del trastorno alimentario? Las causas pueden ser muy diversas. Según Velilla, puede influir desde el ambiente familiar (cada vez son más los padres 'obsesionados' por su aspecto) a acabar con una anorexia o bulimia después de sufrir sobrepeso. «Han sufrido rechazo, marginación y asocian la delgadez con algo positivo. Pasan al extremo», afirma el jefe de sección de Psiquiatría Infanto Juvenil del Clínico.


Primeros síntomas


Por ello, los padres deben estar alerta ante cualquier cambio de comportamiento o conducta de los pequeños. «Llevan en algún momento a rechazar algunos alimentos o incluso a esconder por ejemplo, el almuerzo. En ocasiones, pueden verbalizar que se encuentran mal por su aspecto físico...», explica Velilla.


La restricción de los alimentos también puede ir asociada a un cambio emocional del adolescente. Normalmente, la época de mayor riesgo para que los jóvenes comiencen a 'tontear' con la comida es la primavera, aunque la Unidad del Trastorno de la Conducta Alimentaria tiene el pico de demanda en otoño, en el inicio del curso escolar. «Esto supone más estrés, más agobio, más presión y es cuando se evidencia más su cambio emocional», apunta.


Los expertos recomiendan que ante cualquier síntoma se recurra a la ayuda o consejo profesional. Gracias a que la atención es más temprana, su diagnóstico y tratamiento comienza en pocos meses (antes se podía tardar hasta un año). Así, los trastornos que en estos momentos se detectan son más «atípicos» (no desarrollan todos los síntomas ni son de «libro»).