SEXO

La prostitución se intensifica en los polígonos por la crisis económica

El cierre de clubes por redadas y falta de clientes hace que se incrementen los servicios en la calle, carreteras y áreas de servicio. Existen grandes diferencias en las tarifas según nacionalidades.

Un grupo de prostitutas en el polígono de Cogullada, donde acuden cada tarde.
La prostitución se intensifica en los polígonos por la crisis económica
JOSE MIGUEL MARCO

«Hay que buscarse la vida, con la crisis no queda otra». Esta es la expresión más escuchada por los agentes sociales que trabajan directamente con las prostitutas cuando les preguntan por la 'migración' que las ha llevado desde los centros de las ciudades a zonas industriales, como el polígono de Cogullada en Zaragoza, o las áreas de naves y fábricas de municipios grandes de la parte oriental de Huesca. Un traslado que se ha hecho extensible a carreteras muy utilizadas como la N-II, en la provincia de Huesca, en la zona más próxima a Lérida o a la entrada a Zaragoza por el barrio de Santa Isabel.


«El mundo del sexo es uno de los más golpeados por la crisis. Antes muchas de estas mujeres trabajaban en clubes que ahora han tenido que cerrar sus puertas por falta de clientela. Esto ha provocado que trabajen más en la calle y en pisos sin control, asumiendo un mayor riesgo ante la necesidad de dinero», apunta Sandra Mazziotti, coordinadora del programa O'Cambalache, que atiende a mujeres en la provincia de Huesca.


En la capital aragonesa, la actividad callejera sigue concentrándose en zonas muy concretas del casco viejo y algunas vías de Delicias, pero se ha intensificado el número de mujeres que acuden a prestar sus servicios al polígono industrial de Cogullada y los alrededores de la carretera que conduce a Mercazaragoza.


Aunque no se puede hablar de cifras concretas por el oscurantismo que rodea el mundo del sexo, el 5% de las casi 1.400 prostitutas que trabajaban en Zaragoza en 2006 lo hacían en la calle, según datos extraídos del libro 'Nadie va de putas', del que es coautor David Baringo (el último trabajo publicado sobre esta actividad en Aragón). El 66% trabajaba en clubes de alterne y el 28% en apartamentos. Según expertos en el tema, estos porcentajes han podido disminuir por el cierre y la clausura de algunos de los locales más importantes de la ciudad.


Un cambio de tendencias que no ha pasado inadvertido para los trabajadores de los polígonos industriales donde acuden estas mujeres, sobre todo entre semana, que es cuando mayor actividad laboral y tránsito de vehículos se registra. «Hay tardes que desde nuestras ventanas vemos a más de quince mujeres apostadas en la orilla de la carretera esperando un coche que las recoja. Otras utilizan las viejas naves abandonadas para atender a sus clientes. La mayoría se cambia aquí de ropa y deja las bolsas colgadas en los árboles de la acera», indica R.S., trabajador de una empresa próxima a estas fábricas abandonadas.


En un porcentaje muy alto de casos, las mujeres que ofrecen sus servicios en los polígonos y carreteras son inmigrantes 'sin papeles', rumanas, búlgaras o latinoamericanas, que prestan sus servicios «bajando los precios hasta el extremo de que están tirando el mercado por los suelos», se queja una profesional del sexo que trabaja en el centro de Zaragoza.

 

Servicios más baratos

Aunque nadie se atreve a facilitar tarifas concretas, se habla de precios en la calle que van desde los cinco euros por una felación a los diez por un completo de menos de veinte minutos.


Son cantidades mucho más bajas que las que se pagan en los clubes de alterne. Allí el servicio medio es de 50 euros por 20 minutos y hasta 400 euros por toda la noche. Aunque en estos locales también se nota la crisis y algunos dueños optan por bajar el precio de las copas para mantener la clientela.


«Además de reducir las tarifas, muchas mujeres que trabajan en la calle, ante la pérdida de clientes, están bajando la guardia y hacen los servicios sin preservativos ni medidas de protección adecuadas. Esto incrementa el riesgo para ellas y también para sus clientes», aclara Marta Jiménez, directora del proyecto Fogaral de Cáritas que el año pasado atendió a 282 mujeres, cien más que en el 2008.


(Más información en la edición impresa de HERALDO DE ARAGÓN)