ENCUESTA DEL INE

La población aragonesa solo aumentará en 3.680 personas en la próxima década

Pese a que pueda parecer un crecimiento insignificante, es una cifra alentadora porque a nivel nacional se perderán casi medio millón de habitantes en el mismo periodo.

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LAURA URANGA

Ocho días después de conocer que 7.000 millones de personas habitan ya el planeta Tierra, hay un dato que dibuja un panorama totalmente diferente: en los próximos 10 años, la población aragonesa apenas crecerá en 3.680 personas. Así se desprende de las Proyecciones de población a corto plazo publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y pese a que la cifra puede parecer negativa, un experto en la materia explica que es un dato alentador.


La población que vivía el 1 de enero de este año en Aragón ascendía a 1.314.96 habitantes, según datos del INE. El mismo día del año 2021 ese dato apenas habrá evolucionado: en la región aragonesa habitarán 1.318.583 personas, solo 3.677 más que diez años antes.


"La población española en su conjunto va a empezar a decrecer", explica Alberto Sanz, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Grupo de Estudios Población y Sociedad (GEPS). "Será una etapa de recesión poblacional", añade.


El conjunto de la población española perderá en los próximos 10 años medio millón de habitantes, hasta situarse en torno a los 45,5 millones de personas. Dentro de este panorama de decrecimiento generalizado, la población aragonesa, aunque poco, crece. "Resulta alentador", opina el profesor Sanz, quien explica que la población de las provincias de Teruel y Huesca decrecerán y que Zaragoza será la zona geográfica que marcará "un punto y aparte" en la tendencia.


Los datos del INE dan la razón al sociólogo. Huesca pasará de los 220.795 habitantes registrados el 1 de enero de 2011 a los 209.986 que se prevé que tenga el mismo día de 2021. La provincia turolense perderá en ese mismo periodo 6.530 habitantes, desde los 142.687 de 2011 hasta los 136.157 previstos para 2021.


Los datos del INE son "una simulación estadística del tamaño y estructura demográfica de la población […] en caso de mantenerse las tendencias y los comportamientos demográficos actualmente observados", según la definición que ellos mismos ofrecen. A este respecto el profesor Sanz explica que lo que se plantea en este estudio "es un mundo de previsiones en el que nunca se sabe", aunque apunta que los datos son creíbles.

Una población envejecida

En el año 2020, la sociedad aragonesa, además de haber perdido en torno a 3.700 habitantes, será una sociedad más envejecida. Los aragoneses mayores de 65 años supondrán, aproximadamente, el 22% de la población (por el 20,3% actual) y superarán holgadamente (en más de 47.200 individuos) a los aragoneses menores de 18 años.


Una buena parte de estos jóvenes aragoneses habrá abandonado la región a favor de otros territorios, tanto nacionales como internacionales, aunque el número de emigrantes aragoneses será menor que el actual. En el año 2011, emigraron al extranjero 3.474 aragoneses de entre 18 y 30 años. En el año 2020, lo harán 2.994. Estos jóvenes supondrán el 29,3% del total de la población emigrante aragonesa, que superará las 27.300 personas.


Aquellos que abandonen la región lo harán, mayoritariamente, "por motivos económicos", según explica Alberto Sanz. En cuanto a la inmigración, el profesor considera que seguirán llegando inmigrantes a la región "aunque nunca a niveles de principios de los años 2000".


El profesor Sanz refiere que la población inmigrante tiene en términos demógraficos un papel esencial. Esta población, explica, "ayuda a retrasar los efectos del envejecimiento" porque la mayoría de las personas que emigran lo hacen "en edad productiva y reproductiva", ambos aspectos esenciales para la evolución demográfica.


Pese a que el envejecimiento de la población, camino por el que discurren con firmeza los país desarrollados, pueda parecer un problema irreversible, el profesor universitario se muestra convencido de que el envejecimiento de la población "no es un problema".


El problema es que no se diseñe un modelo de sociedad que pueda soportar ese envejecimiento. "Ese es el reto", apunta este experto, que añade que no es un desafío abarcable desde un punto de vista demográfico, sino desde el ámbito político y socio-económico.