SANIDAD

La mitad de los niños llegan a Urgencias con afecciones leves

Un estudio del Infantil sobre 10.320 pacientes revela que más del 50% de casos deberían haberse resuelto en el centro de salud. Los horarios laborales y los de los centros de salud influyen en este mal uso del servicio.

La enfermera Carmen Bosque con Javier Pueyo, que ayer era atendido en Urgencias del Infantil.
La mitad de los niños tratados en Urgencias sufren solo afecciones leves
OLIVER DUCH

¿Puede ser que muchos niños se pongan malos justo cuando sus padres salen de trabajar? Parece improbable, pero las estadísticas dejan lugar para la duda. Por ejemplo, el Infantil atiende a diario un aluvión de urgencias a partir de las cinco de la tarde, cuando termina la jornada escolar y muchas laborales. Ahora bien, ni todos los casos que llegan a partir de esta hora son realmente emergencias ni deberían haberse visto en el Servet: hubiera bastado con visitar al pediatra del pequeño en su centro de salud.


Esta es solo una de las conclusiones de un estudio elaborado por el equipo de Enfermería del servicio de Urgencias del Hospital Infantil de Zaragoza. En total, se han estudiado 10.320 casos, tantos como niños de hasta 14 años pasaron por sus boxes durante tres meses y medio. La mitad de ellos (el 51,4% del total) presentaban cuadros leves, que no necesitaban atención urgente hospitalaria.


Pero, ¿por qué sucede esto? El informe ha servido para constatar algunas sospechas del equipo sanitario y desterrar otras, además de para corroborar que los aragoneses no hacen un uso correcto de este servicio. "Hace tiempo que veíamos que muchos casos que atendíamos no eran realmente graves, lo que también terminaba por crear esperas y demoras aquí. La puesta en marcha de un servicio de triaje informatizado nos permitió contar con un registro fiable con el que elaborar el estudio", concreta Ana María Latorre, supervisora de Enfermería y coordinadora del trabajo.


El sistema de triaje permite ordenar la atención de los pacientes que llegan a Urgencias en función de su gravedad. A las emergencias se les asigna un número en función de cómo comprometan la vida del enfermo: las vitales obtienen un 1 o un 2 y los casos totalmente leves son un 5. De forma sencilla (aunque es difícil generalizar), un servicio de urgencias hospitalario debe atender casos que están entre el 1 y el 3. Los 4 y 5 deberían resolverse en los centros de salud.


Entre los meses en los que se llevó a cabo el estudio (del 20 de octubre de 2009 al 31 de enero de 2010), solo 35 casos fueron realmente graves (un 0,34%) y obtuvieron un 1. Además, 1.637 fueron graves (un 15,9%) y 3.349 (32,5%) también requirieron atención hospitalaria. Es decir, 5.021 niños llegaron al Infantil con un problema urgente. Pero, ¿qué llevó al hospital a los otros 5.299?


Un servicio con horas punta

El equipo ha encontrado varias causas, entre las que están los horarios laborales y escolares, la altísima demanda de las consultas de atención primaria o unas rutinas en los centros de salud que no siempre se adecuan a las necesidades actuales.


El aluvión de atenciones en este servicio se condensa, casi a diario, entre las 11.00 y las 12.00 (a la salida del colegio o la guardería) y a partir de las 17.00 y las 19.00, cuando han terminado las clases y muchos padres han regresado a casa. La mayoría de estos casos son leves; solo los realmente graves llegan indistintamente a cualquier hora del día. La media de edad de los pacientes es de 1 a 3 años. "Muchos padres adecuan el horario del pediatra a su jornada laboral. Los traen o antes de entrar, a las 7.00, o cuando salen. Aunque es cierto que a esas horas no suele haber pediatra en su centro de salud", explican las autoras del informe.


Otros progenitores aseguran desconocer que en su centro de salud hay pediatría los sábados o que abre entre semana hasta las 20.00.


Especial es el caso de los inmigrantes. "Los orientales vienen cuando cierran la tienda o el restaurante, y nos resulta dificilísimo hacerles cambiar su forma de actuar", reconocen.


El sistema también tiene sus carencias. Este estudio recalca que habría que mejorar la información que se da sobre el acceso al sistema sanitario y mejorar la cobertura y accesibilidad de las consultas de pediatría en Atención Primaria.


Por ejemplo, muchos centros de salud no tienen pediatra por las tardes, por lo que es el propio médico de familia el que, si no lo tiene claro, recomienda a los padres que se pasen por el Infantil.


"Otras veces, un niño se ha roto algo y lo ve su pediatra, pero para cuando le hacen la radiografía y vuelven al centro de salud, su médico ya ha terminado su jornada. Y claro, el niño acaba aquí", explica Carmen Bosque, enfermera del servicio.


A esto hay que sumar el temor de los padres a que su hijo esté mal de verdad y el hecho de que no se puede generalizar. "Un bebé de meses con vómitos necesita una actuación mucho más urgente que un niño más mayor", concretan.


Viernes y lunes al completo

Ahora bien, en algunos casos, la actuación de los padres es claramente negligente con el sistema. "Este puente hemos tenido un aluvión de casos, sobre todo el lunes pasado. Pero el martes fue parecido y los centros de salud estaban abiertos. Ahí los padres sabían perfectamente que debían de haber seguido el cauce normal, pero no quisieron. Lo peor es que a veces te ponen excusas y les pillas. Viene alguien, llamas a su centro de salud y te dicen que tenía cita dos días después. La conclusión es clara: no ha querido esperar si es que el niño no ha empeorado en ese tiempo", insiste Ana María Latorre.


Además, el estudio ha echado por tierra uno de los supuestos de la plantilla: que se trabaja más por la tarde que por la mañana. Ambas franjas horarias son similares.