antes y después

La mano de Rosa cumple 30 años

Hace 30 años, una guillotina le seccionó a Rosa cuatro dedos y el hospital MAZ de Zaragoza practicó, dirigido por el doctor Pedro Marquina, el primer reimplante de mano amputada realizado en España

La mano de Rosa cumple 30 años
La mano de Rosa cumple 30 años
MAZ

El doctor Pedro Marquina y Rosa Torrecilla se dan la mano y rápidamente se funden en un gran abrazo. El encuentro lo merece. Hace 30 años que se vieron por primera vez, aunque en una situación muy diferente a la actual. «Entré por la puerta con el muñón de la mano derecha envuelto en un pañuelo», recuerda Rosa. Una guillotina de papel le amputó los cuatro dedos trabajando y se convirtió en la primera reimplantada de España de mano en el hospital MAZ de Zaragoza.


Ha pasado mucho tiempo, pero ninguno de los dos olvidará jamás aquel 22 de julio de 1981. «Es parte de mi vida», asegura Marquina. Entonces, era un joven residente, que por casualidades de la vida (y de las vacaciones de parte de la plantilla) tuvo que enfrentarse a una decisión que seguramente marcó parte de su trayectoria profesional futura.


«Vi a Rosa, que tan solo tenía 20 años entonces, y sabía que tenía una responsabilidad, un deber profesional. Le prometí que lo iba a intentar», asegura el doctor, que ya tenía experiencia en microcirugía con los mejores (los doctores Nava Pechero y Martín Wester). Su primera orden fue encontrar el trozo de la mano de Rosa que se había quedado en Las Fuentes.


«No se atrevían a coger la mano amputada. Llevaba un anillo y la gente no se atrevía. Tuve que mandar una ambulancia para que se hiciera cargo. El tiempo en estos casos es fundamental», afirma. Con el respaldo del doctor Ángel Castro, se enfrentó a una operación que duró 14 horas y 20 minutos. «Hubo que suturar cuatro arterias, ocho nervios y cuatro venas. Tienes que ir empalmando todo poco a poco», explica Marquina, que detalla que cada nervio tiene el grosor del alambre de un clip y se cosen con hilos más finos que el cabello humano.


El resultado no pudo ser mejor: la mano era permeable y respondía. «Me acuerdo que Rosa me preguntó si era su mano», señala el doctor Marquina. «Lo primero que hice cuando desperté fue contar los dedos uno a uno», añade Rosa con una sonrisa. La recuperación, que fue larga (un mes ingresada y un año de rehabilitación), mereció la pena. Ninguna secuela y una total sensibilidad en la mano. «Nota todo. Hasta en las puntas de los dedos», afirma Marquina mientras con la punta de un papel pincha los dedos de Rosa uno por uno y ella asiente al tacto. «Hago una vida normal. Incluso me he apuntado a hacer bolillos que requiere una destreza total», admite orgullosa Rosa, que se convirtió en noticia nacional y casi mundial (había muy pocos casos como el suyo en el mundo).


Después de ella, el equipo de la Unidad de Cirugía de la Mutua MAZ lleva tras de sí la recuperación de 300 lesiones en manos «catastróficas» (así las identifican los expertos). «Ahora, seguramente tengo más experiencia y voy un poco más rápido, pero los resultados fueron entonces inmejorables», señala Marquina, que hizo su tesis doctoral sobre reimplantes y demostró que, además de la satisfacción del paciente, estas operaciones consiguen un ahorro económico a la administración.


¿El futuro? «Caminamos hacia la fabricación de órganos del propio paciente a través de células embrionarias indiferenciadas», adelanta. Lo que es seguro es que la mano de Rosa cumplirá años todos los 22 de julio.


1981. Rosa Torrecilla en primer término con la mano ya reimplantada. De izquierda a derecha, los doctores Marquina, Castro y García Martín.


2011. Rosa enseña su mano, totalmente recuperada y sin ninguna secuela, al doctor Pedro Marquina. Hace una vida totalmente normal y tiene sensibilidad en todos los dedos.